Para....

A Robert por nacer en este mismo tiempo y bajo el mismo cielo que el mio...


A veces nos han llamado Tristan e Isolda…

A veces nos convierten en leyendas como la del callejón del beso…

No importa el nombre porque siempre habrá alguien que escriba nuestra historia de amor…


miércoles, 7 de julio de 2010

Capitulo 3

Nueva semana Nuevo capitulo, si alguien lo esta leyendo, pues que lo disfrute... saludos



Cuando aprendió a aceptar a unas letras

Después del descubrimiento de que su primer amor ni siquiera existía. La situación resulto una intensa batalla, al principio cualquier cosa que le recordara a Romeo era aventada por las paredes de su habitación,para ser recogida inmediatamente y puesta en su lugar con muchísimo cuidado. Diego la llego encontrar peleando con un Romeo imaginario al que le reclamaba el que no existiera.

-¿Una pelea con tu novio el viento?- dijo para molestarla. Matilde solo volteo y lo fulmino con la mirada. Entendiendo el mensaje y sin juzgarla, lo mejor que pudo hacer fue cerrar la puerta de su habitación y evitar preguntar dejándola con su monologo.

¿Que le pasaba? Se preguntaba constantemente. Ni siquiera le gustaba leer como para enamorarse de un personaje…

En varios días pensó que tal vez la obra tan bien echa la cautivaron,pero luego de leerla independientemente en varias ocasiones resulto que no sentía empatía por ninguno de los otros personajes, solamente podía concentrarse cuando Romeo Montesco aparecía en escena, sospechas fueron confirmadas “Enamorada completamente de un personaje”

La melancolía llego a deprimirla tumbándola horas en la cama de su habitación, sin siquiera contestar llamadas o querer hacer alguna otra cosa aunque después pronto se terminaban , dándole paso a un ataque de impotencia por no poder detener el sentimiento que tenia, continuando mas tarde con la añoranza de nunca poder tocar a Romeo, todo esto culminando con una explosión de ira, para después calmarse y mirar en dirección de su pila de libros, tomando el ejemplar de Romeo y Julieta, comenzando a leer hasta muy altas horas de la noche y empezar el ciclo de frustración otra vez.

Decir que en la escuela tenia algún descanso pues resulto imposible. La semana cultural de Shakespeare se desarrollaba con éxito siendo la conversación del momento, que sus compañeras en cada esquina recitaran los versos de amor con tanto fervor en cada una de sus letras destilando pasión, a mas no poder no ayudaba nada. Todo estaba dispuesto para que con cada paso que daba se topara con carteles, recitales y demás presentaciones donde hacían mención a el, a su Romeo. Sobra decir que su humor se encontraba de mal en peor. Claro ella no podía culparse. Aceptar que tu primer amor es solo tintas, letras y venían de la invención de un ingles que vivió siglos atrás, pues no era para brincar de gusto, por lo menos no para Matilde.

-¿Has dejado de comer?- Comento Selene una mañana, sentándose a su lado en una de las mesas de la cafetería se dio cuenta que en todo el rato que la estuvo observando no probo bocado.- Siempre estoy tratando de que no me quites mi comida y ahora ni siquiera has probado la tuya ¿Estas a dieta? Mira que si es por la “Gloria Bodoque”- dijo refiriendose a la Julieta de la obra,- estas perdiendo tu tiempo, esa niña esta enferma.

- ¿Quién? ¡Claro que no!- trato de explicar un poco alarmada, lo unico que le faltaba es que Selene pensara que tuviera anorexia.- Solo que no tengo hambre- contesto ignoranado la escrupulosa mirada y se concentro en leer su libro. Selene sorpresivamente se lo arrebato.

-¿Qué haces?- molesta, trato de quitarle su libro y seguir leyendo- ¿Qué te pasa Selene? ¡Regrésamelo!

¿No Mat, que te pasa a ti? Entregamos esta tarea el miércoles y ya es viernes y tu sigues leyendo como desquiciada; estas comenzando a asustarme. En clases lo ojeas sin poner atención, te hablo y solo me das el avión, he visto deprimirte casi hasta ponerte a llorar y luego reírte sola y ahora te da por no comer…

Las dos guardaron un silencio incomod, Matilde entendió la preocupación de Selene y su molestia por no saber su situación, pero le resultaba dificil, no es que no pudiera confiarle que pues por fin lo que tanto anhelo sucedió “Ya estaba enamorada”. Pero, ni siquiera aun lo aceptaba como para podérselo compartir…

¿Hay algo que tengas que contarme?- le pregunto, en respuesta solo la vio tomar su sándwich levantándose de la silla y arrebatando su libro, caminando en dirección al salón, dejando con un palmo de narices a Selene. No teniendo otro remedio mas que seguirla, se levanto de la mesa, sabia que tarde o temprano averiguaria lo que le pasaba.

En los dos módulos de Ingles que siguieron, Selene no pudo hacer las traducciones que le solicitaron, en su lugar se pasó escribiendo los síntomas que presentaba Matilde. Una y otra vez los escribía tratando de descubrir que le ocurría. En todo el tiempo que tenían de amistad, Mat nunca se comporto de esa manera.

Distraída, falta de apetito, melancólica, eufórica, suspira todo el día, sigue leyendo esa historia de amor. Dejo de hacer las cosas como escuchar música todo el tiempo, criticar a las personas y hablar, presenta un grave aislamiento total.- escribió en su libreta.

Ya vámonos, término la clase- la interrumpieron, se trataba de Matilde que sostenia su mochila en mano y mirándola de forma extraña, le pareció raro ya que Selene no se distraía en las clases.

.

-¡Eh! Ah, si es cierto…- dijo observando que el salón estaba vacío, sus compañeros se retiraron y ellas eran las últimas para cerrarlo, guardo sus libros y lápices en su bolsa tan rápido como pudo alcanzándola en la puerta donde la esperaba.

-¿Quieres ir a patinar hoy en la tarde?- se atrevió a preguntar tratando de sonar casual. Una de las actividades favoritas de Matilde consistía en llevar ruedas en sus pies.

-No tengo ganas.- contesto Matilde tapándose el bostezo con la mano.

Caminaron unos metros mas, saliendo de la escuela Matilde levanto su mano haciéndole la parada al camión para que se detuviera, las dos se subieron, por suerte venia casi vacío así que se sentaron en los asientos de en medio.

-¿Bueno, tal vez quieras ver una película en mi casa?- Selene insistió, tenia que averiguar que es lo que le pasaba, con otro bostezo y apoyando su cabeza en la ventana Matilde se negó.

-Hay que dejarlo para después.

-¿Entonces que vas a hacer en la tarde?- le pregunto impaciente- Ya hemos realizado la mayoría de nuestros deberes… hace mucho que no voy a comer a tu casa y podríamos…

-Tratar de descansar- contesto cortando la conversacion y dirigiendo su atención a la ventana observo a la gente de la calle.

-¿Descansar de que?- Impaciente se removió en su asiento afrontándola, aunque de nada le sirvió Matilde continuaba mirando en la ventana.- Te estoy hablando ¿me estas escuchando?- A Selene le parecio que Matilde estaba perdida en un mundo al que la llevaban sus pensamientos y por mas que tratara de entrar, le era imposible.

-No se, solo descansar.- dijo después de un rato de silencio.- Despiértame cuando vaya a llegar a mi parada.- Selene, no quedo conforme con su contestación, por lo general Matilde nunca se dormía en el camión, siempre iba atenta por lo que pudiera pasar, por seguridad de las dos, cuando vio que ya no se movia, saco su libreta de apuntes escribió el nuevo síntoma, repaso el escrito, estudiándolo por minutos, sin llegar a una conclusión concreta, se percato de que la parada estaba cerca- Mat, Mat- la movió suavemente,- te tienes que bajar.

Bostezando y adormilada observo a su alrededor y con torpeza se levanto despidiéndose de Selene y tratando de llegar a la puerta trasera.-

Distraída, falta de apetito, melancólica, eufórica, suspira todo el día, sigue leyendo esa historia de amor. Dejo de hacer las cosas como escuchar música todo el tiempo, criticar a las personas y hablar, presenta un grave aislamiento total.- Se escucho el timbre que indicaba la parada, Selene leyó nuevamente tratando de encontrar la respuesta. El camión se detuvo para dar la bajada a Matilde, las puertas tardaron en abrir, el golpe de las puertas abriéndose hicieron ecos en su cabeza, los segundos parecieron minutos para la mente de Selene.

Lee historias de amor- esa palabra resalto de pronto.

Matilde nunca lee historias de amor- dijo de pronto Selene, ahí estaba, lo había resuelto.

Rápida se levanto sobre su asiento y asomándose por la ventana grito a todo pulmón.

¡¡¡ESTAS ENAMORADA!!!!-

Asustada, Matilde volteo incrédula en dirección al camión que se alejaba, solo pudo distinguir el cabello de Selene volando al viento por la ventana. Para su alivio, este no se detuvo, ni tampoco Selene bajo del camión para alcanzarla y preguntarle directamente.

-¿Cómo ha podido?- se dijo así misma, paralizada como estaba atino solo a regañarse por no ser lo suficiente discreta como para ocultarle su secreto. Aterrada pensó en como burlar los cuestionamientos de ese cerebro maquiavélico que era el de Selene sobre quien era el chico que la había conquistado por fin.

Entro a su casa después de varios intentos por meter la llave en el orificio correcto, el temblor en sus manos por el nerviosismo no le ayudo en nada, dejo sus cosas sobre el sofá, tirando las llaves con descuido en la mesa donde ponía los libros que estaba en medio de la sala, se saco el celular de la bolsa del pantalón dejándolo junto al teléfono con mucho cuidado como si pudiera explotar, alejándose despacio se sentó a lado de Tobías su perro en el sillón de este, le rasco la oreja y espero, se quedo quieta mirando el teléfono mordiéndose las uñas por los nervios. Tarde o temprano este sonaría junto con la voz de Selene en el auricular interrogándola.

¿Qué le diría, cuando le preguntara como era el, quien era, donde lo conoció?-

Espero una hora mirando fijamente el teléfono como si este pudiera saltar de un momento a otro, saliéndole patitas que la tomarían del cuello obligándole a contestar.

- Estoy exagerando, los poderes de la mente de Selene no llegan para tanto- se consoló,calmando todas las situaciones que se estaba imaginando.

Dos horas pasaron y nada, ni siquiera una llamada equivocada- ¿Pues que piensa Selene? ¿Acaso no quería saber de quien estaba enamorada su mejor, mejor amiga que es incapaz de amar a un chico?- exclamo ya molesta, se levanto del sillón, le echo otra mirada intensa al teléfono y sin que nada pasara agarro su mochila con descuido y se dirigió a su cuarto metiéndose en este, tomo a su amor impreso en paginas, abriéndolo en cualquier pagina y comenzó a leerlo.

Decirte adiós es un dolor tan dulce, que diré buenas noches hasta el alba**(Frase de Romeo y Julieta de William Shakespeare)

Juro que pudo sentir que el aliento de Romeo cuando la frase la susurraba para ella.

-¿Por qué aunque estas frases sean para Julieta, siento que la estas diciendo para mi? No me importa como me llames yo voy a contestarte.- le dijo al libro conmovida sosteniéndolo sobre su pecho. Vio su reflejo en el espejo colgado de la pared y por un momento no lo reconoció, era ella pero a la vez no lo era, su expresión se volvió distinta, asustada por la impresión soltó el libro.- Creo que he perdido la razón.- dijo mirando su libro en el suelo, se alejo unos pasos de el y volvió a mirar el reflejo que el espejo le daba. Ahí estaba ella como siempre, con el cabello despeinado y el rostro simple. La preocupación se fue.- debió ser mi imaginación.- dijo y se agacho a recoger el libro abriéndose en una pagina donde leyó.

Lo que llamamos rosa exhalaría el mismo grato perfume aún cuando de otra forma se llamase**(Frase de Romeo y Julieta de William Shakespeare)

La leyó muchas veces, la verdad es que no entendió el significado de la frase que decía Julieta pero le encanto. Sintió sueño después de un rato de estar meditando y perdiéndose en las frases, exhausta se quedo dormida, movió el montón de cojines redodondos de su cama, y se acostó, cayendo rendida. Tal vez entre sueños, podría conocer el verdadero rostro de Romeo.

El canto de su mamá, Laura Martínez, quien ya había llegado de trabajar; junto al olor a comida la hicieron despertar, no había pasado mas de una hora desde que se quedara dormida y lamentablemente tampoco soñó con Romeo, por lo menos no algo que pudiera recordar. Salio de su cuarto tropezándose con uno de los tenis que dejo tirado y pateo en descuido bajo su cama retirándolo de su camino, se acerco a la mesa del teléfono donde lo reviso y también a su celular. No había llamada, ni mensaje de Selene.

-¿Eres tu Mat?- llamo desde la cocina su madre quien ya había llegado del trabajo.

-Si, Ma ¿Cómo te fue?- le pregunto acercándose y curioseando lo que preparaba de comer. Si Diego era la versión masculina de Matilde, su, madre era una visión al futuro de ella, solo que con el cabello cortísimo de modo juvenil, y un rostro mas armonioso.

Sintió hambre al oler y pellizco un pedazo de carne que su mamá había cortado.

-Bien, mucho trabajo con los albañiles y el cliente, todo lo quiere cambiar a ultima hora,- dijo volteándose para seguir preparando, cuando se percato de lo que estaba haciendo Matilde -¡Aun no esta la comida, no estés picando!- llamándole la atención, le dio con la cuchara en la mano.- pon la mesa para ti y para mi. Diego dijo que comería en casa de Mario y llegara hasta en la noche, van a hacer un trabajo.

- Mas bien dirás torneo de videojuegos en su casa,- susurro Matilde, su madre no la escucho, le prestaba mas atención a mover la cazuela y voltear las tortillas, Matilde puso los manteles y platos en la mesa. Después de un rato, las dos se sentaron a la mesa y comieron platicando alegremente sobre los acontecimientos del día, al parecer su mamá no se había dado cuenta de la situación de Matilde y esto logro que se distrajera un poco, olvidándose momentáneamente de Romeo, su incidente en el cuarto y sobre todo de su predicamento con Selene. Disfruto el rato que no había podido tener desde hace unos días. Todo era como antes de que Romeo llegara a su vida.

Satisfecha con la comida, Matilde decidió escuchar un poco de música en el Internet, así que en vista de que Diego no vendría sino hasta la noche acompañado con una indigestión tremenda por los nachos que devoraría en la casa de Mario, decidió pasar la tarde en el cuarto de este, donde se encontraba la única computadora de la casa, leyendo tranquilamente; recogió algunas camisas tiradas en el suelo poniéndolas junto al cesto de la ropa sucia, acomodo un poco la colección de las tortugas Ninja y colgó la esquina de la bandera del equipo de las Chivas al que su hermano le era fiel y que se desprendio de la pared. El cuarto de su hermano, era un poco desordenado, pero asi era el; pateo bajo la cama uno que otro zapato o tenis que encontró, prendió el CPU, retirando las figuritas de Star Wars puestas descuidadamente en el escritorio e inicio su sesión. Lo primero que hizo fue mezclar un disco de Yui (una cantante japonesa que eran de sus favoritas) a Belinda, algo de Zoe, Radiohead y a Avril Lavigne, hecho esto se acomodo en la cama empezando una nueva cita con Romeo.

Sin que todo tratara de sonar a rima, o soneto, como le explico Selene. No era tan malo cuando por veinteava vez leía Romeo y Julieta, los diálogos ya se los sabia de memoria. Pero que importaba, nunca seria suficiente leer lo que dice la persona de la cual estas enamorada. Estaba justo en la parte cuando Romeo vio por primera vez a Julieta, cuando el tintineo de su sesión de chat la sacó de la lectura. Bajando el libro que tenia a la altura de sus ojos, observo el monitor, la ventana de Selene parpadeaba varias veces, la miro un momento quedándose petrificada, rápidamente escondió su cara en el libro ocultándose y trato de concentro en los diálogos de Romeo, de pronto un molesto zumbido la trajo al mundo real, lo ignoro, otro zumbido, junto con un montón de avisos de que sonaban indicándole que tenia mensaje no le permitieron continuar, suspirando y un poco molesta se levanto de la cama, se sentó frente al monitor dio clic y la ventana se abrió, nerviosa leyó todos los mensajes que recibió, en ninguno mencionaba nada de lo que le grito desde el camión. Desilusionada le escribió un simple hola.

- ¿Estas leyendo otra vez a Romeo?- apoyo su mano en su mejilla, decepcionada escribio.

- Knoc knoc ¿Solo para eso tocas mi puerta?-

- Entonces sigues con ese libro-

-Si, sigo con el libro ¿que tiene?-

-nada, yo solo decía ñ_ñ ¿Tu mamá cocino carne en su jugo?-

-Si…- Esta conversación le pareció de lo mas absurdo en opinión de Matilde, pero espero… espero… y espero por 30 minutos, Selene no contesto mas…- ¿Sigues ahí…?- escribió rápidamente-

-¡Oh si! Lo que sucede es que mi mamá me compro un nuevo libro, esta interesante… lo estoy leyendo-

-Ah que bien…- ¡Genial! Pensó después de un rato, Selene solo la saco de su perfecta cita con Romeo si se le podía poner nombre a lo que estaba haciendo…-

-Esta interesante sabes… es de amores imposibles, entre seres fantásticos, hay un chico malo, porque ella se enamora del chico malo y…-

-¿por que me estas contando todo esto?- le mando el mensaje interrumpiéndola.

-Porque ahora que estas enamorada se que te gustan las historias de amor

Listo, ahí estaba, por fin Selene lo había dicho y no parecía ser tan malo. El mundo no se vino abajo como Matilde lo esperaba.

-¿Como lo supiste? o_O

-Tu comportamiento lo dijo todo. Que padrísimo que por fin te ha pasado. Bueno… ¿y quien es Romeo?

Matilde casi se va de espaldas cuando leyó esa pregunta, tubo que releer para poder entenderla, por un momento pensó que la suspicacia de Selene llegaba a dimensiones desconocidas, pero no era así.

-¿Por que no respondes? ¿Tan mal va la cosa? Mira no te llame porque vi tu cara cuando te lo grite en el camión, así que supuse que no me dirías nada, creo que por este medio es mas fácil conversar.

Y era cierto, por chat, le resultaba más sencillo de lo que esperaba y se lo agradecía enormemente, pero como contestar a la pregunta que se le hacia, podía decir: Pues Romeo es Romeo, el original, el de William Shakespeare, el de papel, el escrito con letra. Matilde detuvo sus pensamientos, miro el libro sobre la cama sin poder evitar sentir ese enorme vacío. Esa ansia de tratar alcanzar algo y que esta se desvanezca justo cuando la tienes al alcance de la mano. ¿A quien le iba a dar ese amor que estaba sintiendo?

-Ok- apareció en la ventana.- mientras no me digas que es Iván el de los pelos pintados color verde de la prepa, ni Paco el de tercer semestre, porque ayer lo vi que se le tiro una papita al piso y sin pensarlo la recogió metiéndosela a la boca. ¡Matilde!

El zumbido de la ventana de chat saco a Matilde de sus pensamientos. El letrero de solicitud de una video llamada apareció en la pantalla, aceptando, el rostro preocupado de Selene apareció en el monito de el chat. Lo que encontró Selene no le gusto, Matilde estaba sobre la silla abrazando sus piernas y mirando hacia la cama.

- ¡Mat!- la llamo con el micrófono, fue hasta el segundo llamado que volteo hacia la cámara, se veía mas demacrada y su rostro mostraba angustia.

- ¿Pues de quien te enamoraste? ¡Matilde que te estoy hablando!- escuchando el grito de Selene se levanto, tomo el libro y se lo mostró a la cámara, Selene con toda y su ñoñez no capto el mensaje.

- ¿El que te gusta escribe libros?- Matilde solo negó con la cabeza y señalo el titulo del libro.- mmm ¿te gusta Shakespeare? Bueno pues siempre he dicho que del amor al odio solo hay un paso. Pero Mat, el ya se murió.- Escucho atentamente lo que decía, sintiéndose peor, si eso decía de una persona que si existió, que opinaría de una que no existe.- No… no Matilde, no te preocupes, te entiendo; a mi me paso lo mismo con John Lennon en la secundaria, no se si te acuerdes- asintió con la cabeza recordando la obsesión que le dio por el Beatle años atrás.- ¿Si te acuerdas como lloro aun cada que es su cumpleaños o aniversario de muerte? Tú me apoyas, así que te apoyare en esto.-Matilde levanto la cara mirando a la cámara.- No pensé que Shakespeare fuera tu tipo.

- ¡A mi no me gusta Shakespeare!

- ¡Entonces es escritor! Ay no me digas que te gusta Juan, el que se la pasa haciendo fanfics de videojuegos. Yo diría que su aseo personal es dudoso, pero son tus…gust…

- ¡ES ROMEO!- La interrumpió- ¡SIMPLEMENTE ME VINE A ENAMORAR DE UN PERSONAJE DE LITERATURA QUE NO EXISTE! ¡Es Romeo Montesco…!- grito a la cámara rompiéndosele la voz con la ultima frase, oculto su cara entre sus manos, sintió mucha vergüenza consigo misma por decirlo de ese modo, dejo caer el libro al piso y ella se sentó en la silla desesperada.

La conexión de la video llamada se acabo, Matilde volteo a la ventana y el rostro de Selene no estaba, no supo que pensar, volvió a ocultar su rostro, sintió alivio. Acababa de admitirlo, ahora era oficial. Había perdido la cabeza y su corazón estaba depositado en ese libro en el piso.

¿Mati?- su mamá tocaba la puerta- Matilde se sintió peor, no supo contenerse y ahora su mamá estaba preocupada. Abriendo la puerta la encontró tirada sobre el alegórico edredón de las chivas de la cama de Diego. Matilde no quiso hablar, solo ocultaba su cara con sus manos. Se sentó junto a ella y espero a que se calmara.

La ventana del chat tintineo de nuevo. La mamá de Matilde dio clic en la ventana abriéndola.

- Te veo en 15 minutos.

Selene saludo a la mamá de Matilde quien la recibió contenta haciéndola entrar a la sala.

- ¿Le ha pasado algo a Matilde en la escuela?- pregunto- escuche un grito, subí a verla y la encontré sentada en la cama de su hermano. No ha querido decirme nada.-

- No que yo sepa señora. ¿Puedo verla?

- Por supuesto querida, pasa, pasa.- Selene subió las escaleras y entro al cuarto de Diego. Tal como había dicho su mamá, Matilde seguía sentada en la cama cubriéndose la cara. Acerco la silla y recogió el libro tirado a sus pies.

-¿Así que se llama Romeo eh?- dijo acercándole el libro para dárselo, descubrió su cara, frente a ella Selene tenia la misma cara amable de siempre. No estaba burlándose, su pregunta era lo más sincera que podía ser.

- Si.- respondió más calmada y mirándola a los ojos, se acostó sobre la cama de su hermano donde observo el techo, también a su lado Selene se acostó, después de un rato de mirar el techo verde del cuarto, Selene le pregunto.

-Y no le tienes envidia a Julieta.

Lo pensó por un momento- Extrañamente no.

-¿NOOOO? Segura…- Selene se levanto sentándose en la cama- ¿En Serio?

- Solo sé que no me molesta. Todo lo que dice Romeo, es como si estuviera precisamente dicho para mí, con cada palabra escrita me enamora.

-Entonces es como si tú fueras Julieta.

- Pues… solo sé que no rivalizo con ella para nada-

-Entonces eres Julieta- Matilde levanto los hombros de forma despreocupada-¡Órale! Mi mejor amiga es la reencarnación de Julieta Capuleto- dijo en broma, a su lado sonrió un poco en respuesta, aun así no dijo nada sobre el comentario

-Romeo es la voz del viento.- dijo con seguridad. Eso no lo habia pensado Matilde, pero tampoco dijo nada.- ¿Oye y si nos vamos mejor a tu cuarto?

-¿Eh, Por…?- dijo extrañada por el repentino cambio de conversación.

- Es que la cama de Diego tiene un olor medio raro,- las dos se quedaron calladas mirándose una a la otra y de un salto se pusieron de pie y riendo corrieron al cuarto de Matilde.

jueves, 1 de julio de 2010

Capitulo 2

Cuando ese me gustas viene de la mano de la persona equivocada.

Al día siguiente en cuanto puso un pie en la puerta de la preparatoria, le pareció que estaba entrando a otro mundo desconocido, todos con los que se encontró,caminaban rápido, balbuceando cosas sin sentido, algunos alumnos cargaban ramos enormes de flores de papel, otros mantas y utilería.- Es un movimiento de locos,- pensó Matilde- Choco bruscamente con un fauno y le piso sin querer el vestido a un hada, mientras trataba de llegar al auditorio que se encontraba en el fondo de la escuela junto a la biblioteca. El ambiente en la escuela era animoso, la mayoría se encontraba emocionada por los preparativos de la semana cultural, ya se levantaban los puestos de comida alrededor de los pasillos exposiciones con dibujos hechas por los alumnos se terminaban de armar; se escuch0 a algunos grupos de música a lo lejos,ensayando en las canchas de basquetbol. En el patio central, se levantaba un gran toldo, donde se proyectaría películas basadas en las obras de Shakespeare.
Matilde reviso la cartelera esperando encontrar la película de su ensayo, para su mala suerte “Romeo y Julieta era la ultima película que proyectaría al terminar la semana. No le quedo otra más que ir a ver la obra y a decir verdad continuaba sin animarse tanto, pero era eso o leerse todo el aburrido libro, donde la idea le parecía peor. Resignada continuo caminando.

Todo era un festival lleno de color, muy al contrario de cómo la preparatoria No 10 solía lucir, con sus tristes paredes en colores blancas y grises.
Después de salir de ese mundo loco, donde reinaba un ambiente poético y cursi, pudo llegar al auditorio despues de escaparse cuando le dio un pisoton a un mimo que trato de manosearla.

-Versillos cursis y ridículos, sofocantes vestidos y… ¿esas son mallas? ¿Los hombres traen mallas?- Murmuro fastidiada tomando su asiento junto a Selene quien la ya esperaba dentro. No pudo evitar mirar con cierto morbo y obviedad las apretadas mallas de colores pasteles que traían los actores, dejándoles ver las claramente las piernas y otras cosas mas de la cuenta. se burlo un poco encontrandolos ridículos y grotescos al notar los vellos que salian reclamando aire por el apretado tejido.

Se te van a salir los ojos,- dijo Selene llamándole la atención.- Si te parecen atractivos disimula.- le recomendó.

Matilde penso en la palabra atractivo y en este caso no había forma alguna de aplicarse para describir exactamente lo que la visión de sus compañeros le estaba causando.

-!No manches Selene!- dijo en voz bajita.- No me malinterpretes, solo pienso que deberían multarlos por salir así en publico- Selene le dio su mirada de desaprobación y Matilde no le importo y después de echarles un ultimo vistazo alejo su atención tratando de encontrar cosas mas agradables que ver se dedico a observo el escenario; desde la primera fila donde se encontraba podia perfectamente apreciar cada elemento del escenrario y pronto se dio cuenta que no habia mucho que apreciar, asi que aburrida se arrelleno en su asiento esperando a que la obra comenzara.- ¿¡Eh Chanes, lindas piernas, pero se te olvido depilártelas!?- Le grito a un compañero de su salón que paso frente a ella, se burlo por un largo rato, recibiendo sorpresivamente un codazo en su costado que la hicieron callarse.

¡Esta es la gran historia de amor de todos los tiempos! ¿Y solo te estas fijando en el vestuario y si lucen bien en mallas los actores?... Deja de avergonzarme…- Selene refunfuño molesta.- Esto es importante, mi hermano y Diego me dijeron que es la primera vez que el taller de teatro tiene presupuesto para el vestuario, así que cállate y aprécialo. No te ayudare con tu resumen si sigues así.- amenazo e hizo una seña para que se comportara. Matilde no sabía que Omar, el hermano de Selene, quien era mayor que ella por tres años, estaba involucrado en la obra al igual que Diego su hermano.
Los dos chicos al igual que ellas coincidieron en el mismo grupo en la secundaria y simpatizaron de inmediato cuando coincidieron en su afición por los videojuegos, volviéndose inseparables y los mejores amigos.

La amistad de Selene parecía más bien una extensión de su familia con otro apellido.
- ¿Quien es la frívola de la ropa ahora?
-Ya pues, no te pases, que si me dolió…- Dijo aun sobando el golpe. No quería enojar a Selene, la conocia bastante, sabiea que podía disimular y controlar muy bien el genio que tenia, pero cuando este salía era de un miedo como para correr al otro extremo de la tierra y no aparecer en un buen rato, por lo tanto evitaba pelearse y mucho menos por algo tan tonto como una obra escolar. Se quedo en silencio colocándose la mano en su boca para no bostezar- Demasiada palabrería- opino.- Veamos.- Leyó la copia del programa que le dieron.- La historia se trata del idilio de una muchacha llorona, que se enamora del hijo de su enemigo, que para variar utiliza mallas apretadas de color pastel.- Describió a Julieta, sin evitar poder reírse al pensar en las mallas de Romeo,- ¡Basta con las mallas!- Opinó poniéndose seria y tomando compostura, le echo una mirada a Selene quien estaba atenta y no parecia notarla. Un rato después y aburrida, se dedico a observo con más detenimiento a los actores que subían y bajaban del escenario. Una voz en off, indico que se encontraban en la segunda llamada. Matilde ni siquiera se había dado cuenta de cuando dieron la primera. Comenzando a sentirse incomoda y aburrida, sus ojos volvieron a vagar en el escenario cuando una chica pelirroja y muy delgada en un vestido largo y rojo llamo su atención, reconociéndola. - ¡Uy, pero si es Gloria “La bodoque” de la secundaria, ella la hace de…-la busco en su programa- ¡De Julieta!- Enflaco un montón, mucho... demasiado diría, - le echo otro vistazo, viendo los exagerados movimientos que la muchacha hacia al ensayar una escena y entonces un pellizco de molestia desconocida la incomodaron, desconcertada volvió a mirarla y la molestia continuo, naciendo un sentimiento de antipatía sin razón, que la extrañaron ¿acaso le molestaba el echo de que ella fuera Julieta? Regañándose a si misma, se removió incomoda por el extraño malestar ignorándolo, decidió mirar a otro lado y no resulto mejor, ya que su corazón comenzó a palpitar mas aprisa, asustándose por la repentina taquicardia, llamo a Selene quien absorta miraba el escenario ignorándola olímpicamente.- Selene... yo…-dijo asustada- me siento rara y...- Insistió en llamar su atención jalándola del brazo, en respuesta recibió un manotazo .

¡SHHH! ¡Es Mario! Mira.- Susurro emocionada contemplando absorta el escenario. Mario era nada más y nada menos que el amor de su amiga y claro de muchas otras chicas. La castaña babeaba por él desde la secundaria, cuando se le metió a la cabeza que debía aprender clases de ajedrez y el le dio clases particulares en su casa, en una de clases de ajedrez donde jugaron un partido en el cual fue derrotada fácilmente, sucedió en ese instante que fue flechada por el doloroso y cursi aguijón del amor que Mario le dio al hacer Jaque Mate; derrocando a su rey que simbolizaba la barrera de su corazón. O así más o menos se lo había explicado Selene.

Matilde lo observo caminar cuan dueño del escenario y saludar a otro grupo de muchachos en mallas. No pudo evitar revisarlo de pies a cabeza. -No se ve tan mal- penso. Mario poseía un cuerpo atlético y estético, así que de todos era el que menos ridículo parecía- Se ve mas o menos- corrigió, obligándose a minimizar el atractivo del chico. Como regla que toda amiga principal, “jamás ver atractivo al chico que tu amiga ha visto primero”. Prefirió entonces, acomodarse en el lugar y ponerle atención a Selene y a la cara de boba que ponía. Ahora caía en cuenta porque tan linda Selene ofreció la solución de ver la obra, dándose cuenta de sus verdaderas intenciones y todo debido a Mario Montero de Sexto semestre del grupo A, que casualmente era el tercer amigo del grupo que conformaban Diego y Omar; el guapo, alto, de ojos miel inocentes, piel aceitunada y perfecta, mucho mas perfecta que la de Matilde, capitán del equipo de fútbol, para variar buen estudiante a quien siempre se le encontraba con la nariz metida en un libro y con el balón a sus pies. Podría pasar por el chico perfecto, pero para Matilde solo era simplón y aburrido como su hermano y Omar que siendo fans de los videojuegos al grado en que ellos que lo eran. Cuántas noches no los observo desde su cuarto. Cuántas veces no los vio pegados como zombies al televisor hasta altas horas de la noche gritando como quinceañeras cuando la consola del videojuego no quería funcionar. Cuántas veces no presencio su casi suicido accidental cuando se atragantánban de pizza o compitiendo por quien podría succionar mas refresco por la nariz y ni que decir cuando competían para ver quien se lo había echado más… apes…t… Evito terminar el pensamiento, el solo pensar de todas las asquerosidades que había presenciado detras de la puerta de su segura habitación le dieron escalofríos. Pues por cosas del destino resultaba que ese “extraordinario ser” (seguían siendo palabras de Selene) era el protagonista de la obra, el fabuloso Romeo de Shakespeare o por lo menos eso indicaba el programa. Lo miro con detenimiento una vez mas y escucho el suspiro que Selene daba a su lad. Para su amiga, "Mario era lo que todo un chico de preparatoria debe ser" para Selene solo era un muchacho mas y consideraba que Selene era una exagerada. A veces no comprendía a Selene y su amor por Mario Montero, pero bueno la verdad es que no era porque Mario fuera el chico más desagradable del planeta, que por supuesto no lo era. No podía comprenderla porque ese era uno de los dos secretos de Matilde, un secreto que solo su mamá y su mejor amiga sabía...

“Matilde Soto a sus 16 añps jamás había sentido amor o alguna atracción por alguien” nunca había dicho un “me gusta esa persona”. “Nunca se había enamorado” "No de una persona tangible"

Su mal de amores le habia pasado desde la primaria, la mayoría de sus amiguitas ya se habían fijado en alguien y se ponían todas tímidas cuando el niño que les gustaba se sacaba los mocos o les tiraban en el cabello bolas de papel ensalivadas. Las niñas suspiraban emocionadas por tales tonterias; hasta Selene tuvo su momento con Carlitos Jáuregui, a quien le gustaba competir por el eructo más fuerte, pero para ella a esa edad los niñ. solo eran aburridos, molestos y olían muy mal.
Matilde por primera vez se sintió rara y fuera de lugar, ya que a ella no tenía ninguna atracción por alguno de sus compañeros, el sentimiento que sus amigas, sintió que ella se lo estaba perdiendo estando fuera de lugar...

Decidida a que no quedaria fuera, espero que en la secundaria las cosas cambiaran y le sucediera el tan esperado “me gustas” como también le volvió a pasar a Selene, por segunda ocacion pero al igual que en la primaria, esta paso sin pena ni gloria. Lo único relevante fue la declaración de Jonathan Antonio Chávez el erudito del salón quien tenia su aire guapetón, quien la sorprendió invitándola a bailara ella en la fiesta del día del estudiante, a ella y no a Selene,con quien se llevaba mejor, claro todo termino cuando la trato de besuquear y manosear detrás de las bocinas del sonido después de preguntarle si quería ser su noviecita sin esperar respuesta alguna. Por supuesto que un puñetazo en la nariz fue lo que recibió en contestación, saliendo furiosa el lugar, Matilde juro jamás asistir a una de esas ridículas fiestas de la secundaria de nuevo.

Entonces olvidando el pasado, volvió a darle una oportunidad a la Preparatoria, y este se convirtiera en el tiempo para que ella encontrara a su primer amor, pero parecía fugitivo el deseo de “quiero ser novia de…” Ninguno de los chicos era lo suficientemente atractivo para ella. El único encuentro físico fue con Cesar Magaña que quiso pasarse de abusivo con Selene en una de las tocadas de la escuela, recibiendo una patada en la entrepierna por parte de Matilde.

Hasta el momento solo sentía amor por su mamá, su papá que se encontraba viviendo en otra ciudad, su hermano mayor con todo y sus tonterías y claro por Selene, que no era de su familia pero como si lo fuera. Tampoco era que no quisiera sentir amor por un chico, a veces se sentía mal el que no le gustara alguien a sus 16 y no poder compartir esas conversaciones melosas y cursis con sus demás compañeras. Claro que no era que le gustaran las chicas como le sucedía a su amiga Graciela a quien conocía desde la primaria y asistía a la preparatoria No 7, en una ocasión que se encontraron en una reunión de la secundaria, ella le tuvo la confianza para confesar sus preferencias hacia otras compañeras, entonces se planteo la posibilidad que podía ser lo mismo que le pasaba a ella, pero después de estar por semanas fijándose mucho en otras compañeras, llego a la conclusión que no sentía nada de lo que se supone debería de sentir, lo unico que hizo fue criticar su forma de vestir y compararse partes del cuerpo, así que tampoco era que sus preferencias fueran distintas. Sintiéndose mal por ser diferente, se consolaba con lo que le decía su mamá “ Que tal vez el chico para ella no había llegado” “que a lo mejor no nació en Guadalajara o en México, que a lo mejor estaba en otro país y hasta ese momento no sabia como encontrarla” con esa idea romántica en su cabeza, olvidaba su incapacidad para que alguien le gustara, concluyendo que su mamá siempre tenia razón, queria creer en esa posibilidad ya que algo mal estaba en los oidos de Matilde y ese era el otro secreto que solo compartia con Selene, el mas especial, tal vez la razón de su incapacidad para enamorarse, su preciado secreto consistia en que Matilde desde pequeña cada vez que algún viento travieso agitaba su cabello y se colaba a sus oídos, podía escuchar la voz de alguien llamándola, a veces solo pronunciaba su nombre y otras veces, solo lo escuchaba reír, aun así, Matilde disfrutaba las nuevas noticias que el viento le traía. Esperando el día en descubrir al dueño de la voz. Realmente le atemorizaba morir sin poder tener ese encuentro.

Recordando eso y con un escalofrio en su espalda, dejo atrás esos pensamientos que la angustiaban, regreso al mundo real encontrándose con la melosa forma en que Selene miraba al joven en el escenario, hastiada y tapándose los ojos dijo- ¿Me trajiste para ver a tu amor en mallas? Pues no quiero, se ve muy raro… esas mallas no le favorecen ¿le hace falta más trasero no crees?- espero la respuesta de su amiga a su provocador comentario y este nunca llego. Selene seguía embobada, sin dar señas a querer pelear. Solo suspiro, para después decir.
-Él es como Romeo Montesco debería ser...- Susurrada tiernamente con fervor, esta frase entro suavemente tan parecido a cuando el viento se susurraba que Matilde no logro diferenciar entre la voz de Selene y la que solia escuchar. Inconcientemente destapo sus ojos y puso de nuevo su concentración en el joven Romeo que tenia en frente, trato de mostrar desinterés, pero fue en vano, aquel presentimiento de que algo importante sucedería no la abandono, su corazón dio un salto por alguna emoción desconocida cuando sus ojos se posaron en la persona que estaba parada frente a ella recitando.-

- ¿Ha amado antes de ahora mi corazón? No, juradlo, ojos míos; pues nunca, hasta esta noche, visteis la belleza verdadera*- (fragmento de Romeo y Julieta de William Shakespeare)

Aquellas frases causaron una reaccion en su cuerpo completamente desconocida. Su estomago se volvió en el santuario andante de las mariposas monarcas de Michoacán, sintió un tremendo calor recorrer toda su cara y que decir de un sentimiento de añoranza que la embargo toda. Trato de bajar el calor agarrando el tríptico del programa y se echo aire agitándolo, realmente no entendía que estaba pasando con ella, pensó que seria porque el lugar no contaba con una adecuada ventilación o algo por el estilo, se acurruco mas en el sillón preocupada, volteo nuevamente al escenario, donde Romeo ya no se encontraba, lo busco, pero el acto estaba terminando, sin saber por que se sintió mejor, volteo a los lados para ver si los otros espectadores les pasaba lo mismo, pero hasta donde podía ver nadie estaba incomodo.

Las luces se apagaron y la obra comenzó con algunas risas burlonas de los espectadores por los trajes de los actores, Matilde reconoció el silbido inapropiado de su hermano que de seguro estaba en algún asiento detrás mirando la obra junto a Omar. Con alguna que otra interpretación desafortunada, como el tartamudeo del narrador que hacia más tedioso el seguir de la obra, Matilde espero, su malestar disminuía pero no dejo de sentirse extraña, el presentimiento de que algo importante fuera a pasar no la abandonaban. Trato de poner atención a las frases y a la trama, pero por más que intento se comenzó a distraer con sus mismos pensamientos que le decían que debía poner atención.-
- Aquí viene Mario.- interrumpió emocionada Selene al monólogo de su cabeza, dejo de poner atención a sus voces internas y a la obra por los saltitos que daba su amiga en el asiento contiguo, la miro, las mejillas de Selene estaban exageradamente teñidas de un rojo carmesí, su imagen graciosa logro sacar una pequeña sonrisa.- Definitivamente es todo un genio, pero si se lo propone logra ser la mas cursi e infantil- penso mientras la miraba. A ese grado de la historia, observar a Selene era lo mas entretenido del lugar.
La luz del escenario cambio distrayéndola de mirar a Selene, llamando otra vez su atencion al escenario. Entonces todo comenzó…

Una voz varonil, una frase correcta, una presencia diferente se convirtió en el momento donde todo su mundo se eclipso en un joven, el corazón le dolió tanto que tuvo que agarrarse del asiento para no desmayarse, enfoco una vez mas el escenario y las lagrimas resbalaron por sus mejillas, una a una se volvieron llanto, llanto que sintió que no era suyo, pero que le correspondía llorarlo... se metió sin proponérselo en aquella tragedia de amor, vivió el amor entre lágrimas, confusiones y desencuentros de Romeo y Julieta que transcurrió en aquel pequeño auditorio.
La obra termino con el suicidio de los amantes, acompañado de un terrible silencio y luego después de unos segundos una lluvia de aplausos inundo el lugar, algunos compañeros se levantaron incluyendo a Selene, pero Matilde no se levanto, quedo estática mirando a Mario Montero como Romeo tirado, inerte, sintió, algo doloroso en el corazón. Después para su sorpresa abrió los ojos y feliz se levanto sano y salvo, provocándole una rara nostalgia y luego la inundo aquella alegría de dicha, que termino en llanto de felicidad, una extraña felicidad... ¿seria acaso porque el estaba vivo y a salvo?

- Mat, ¿estas llorando?- le pregunto Selene al notar las lagrimas que escurrían de sus ojos,- pero si tu no lloras - La sacudió ligeramente del hombro, logrando con esto sacarla de ese mundo en que estaba perdiéndose, la miro confusa por un instante a los ojos verdes y no lo resistió, aquel sentimiento no se retiraba de su pecho, respiro con dificultad y en un momento le cayo todo el peso de lo que significaba lo que acababa de vivir, se dio cuenta del significado de lo ocurrido y su malestar, estaba aterrada
- ¿Es…Estuvo muy padre la obra verdad Selene?- tartamudeo levantándose de un brinco y limpiándose las lagrimas con la manga de su suéter trato de tomar su mochila sin siquiera mirar a su amiga- B… Bu…eno ya me tengo que ir, tengo hacer el trabajo, es que no soy tan buena reteniendo cosas en la cabeza.- Soltó tan rápido como pudo excusándose y huyo, abandono a Selene en aquel lugar; sintió que se movía lenta y pesada, tal vez si corría rápido,todo aquello se quedaría en ese auditorio lejos de su persona. Corrió hacia la entrada de la preparatoria, sabía que Selene solo la miraba confusa irse sin entender lo que le pasaba. Mientras corría rogaba porque su camión pasara pronto y que no fuera encontrada. Se preguntaba ¿como podrían verse a los ojos de aquí en adelante, como podrían hablar nuevamente.? ¿Como podría aguantar las confesiones amorosas sobre Mario Montero si ella sentía lo mismo por el? Para su suerte el camión llego e inmediatamente subió sentándose en los asientos de atrás y acurrucándose en el lugar junto a la ventana permitió que unas lagrimas más salieran de sus ojos que sentía iban a estallar, rápido se limpio con la manga de su camisa. Mientras esperaba a que su camión avanzara, vio salir a Selene de la escuela buscándola en la parada del camión, junto a Diego, Omar y el mismo Mario Montero que aun portaba su traje de Romeo y se sintió peor. ¿Por que se sentía tan triste? ¿Y desde cuando se convirtió en una traidora? Selene siempre le ayudaba dándole su amistad sincera y ahora ella salía con esto ¿Como era posible que si antes su corazón no sentía nada, ahora de un momento a otro se le ocurriera sentir tanto y tan fuerte?

¿Por que tenia que ser por la persona equivocada?

Ese me gustas llego de la mano de nada más y nada menos que de el gran amor de la única persona por la que ella se cortaría su mano derecha de dibujante y músico que tanto apreciaba, pero no podía evitar el sentimiento traicionero que fluía borbotones de su pecho, nuevamente lloro tratando de guardar silencio, algunas lagrimas que caían de sus ojos eran por Selene, otras por “Romeo” otras por ella... y otras por algo que aun no comprendía el por qué, pero que comenzaron cuando el telón se abrió para presentar a Romeo y Julieta. Tapo su cara con sus manos, estaba haciendo un drama y no quería pasar la vergüenza de que los demás pasajeros se dieran cuenta que estaba llorando y le preguntaran “¿mija que tienes?” ¿Qué les respondería? Acaso seria un “Pues que cree, acabo de descubrir que me he enamorado espontáneamente como una bruta del amor de mi mejor amiga casi hermana” Totalmente absurdo juzgo. Se aguanto entonces las ganas de reventar el llanto a gritos. Era demasiada dramática su situación que sentía se le estaba saliendo de control. Minutos que parecieron horas por fin se bajo en su parada, camino las dos cuadras que la llevaban a su casa y entro abriendo el cancel rojo de su casa, busco nerviosa el llavero, que para colmo tenia la foto de las dos amigas que se sacaron en su ultimo paseo por el parque de los Colomos. En la foto Selene la miraba sonriendo. Si era posible sentirse mucho peor, pues Matilde logro hacerlo.

Entro a su cuarto sin saludar a su perro Tobías que le movía la cola yendo detrás de ella en saludo de bienvenida, dejándolo con un palmo de narices cuando cerro su puerta; indignado por el desprecio se hecho malhumorado en su sillón, mirando fijamente las escaleras y la puerta donde Matilde acababa de meterse.
Matilde lloro toda esa tarde, comió muy poco de lo que le dio su mamá cuando regreso de trabajar e ignoro las preguntas que Diego y ella le hicieron por la tarde sobre su rápida huida de la escuela. Lo peor del resto del día si podía ser así, fue evitar con frases tontas las preguntas que le realizo Selene por teléfono y trato por todos los medios tranquilizarla, ya sea con algún comentario fuera de lugar o cambiando la conversación. Cuando por fin colgó pensó que Selene y ella nunca habían tenido secretos. No hasta ahora…

Su cuarto por ese momento seria su fortaleza de protección, nada podría romper su seguridad, ni irrumpir la soledad en la que se encontraba, bueno eso duraría hasta las 11 de la noche, cuando su mamá viniera a ver la televisión como acostubraba cada noche.

Se tiro en la cama completamente desesperada, paseo como animal enjaulado por todo el cuarto, trato de observar televisión pero no había nada bueno que ver, por lo menos no que calmara su desesperación que estaba decidida en no marcharse a ningún lugar, se sentó a escribir tratando de adelantar algo de su ensayo sobre Romeo y Julieta, para ese momento ya no lloro, de echo no tubo ninguna reacción, solo se le quedo viendo a las rayas del cuaderno y la única palabra que pudo escribir “Romeo Montesco” por un tiempo indefinido, fue hasta que las carcajadas masculinas de la habitación contigua la sacaron de su estado catatónico. ¡Fantástico! A Mario Montero y a Omar Navarro se les ocurrió hacer visita social ese día, justo cuando ella moría de amor por el primero, sin darse cuenta reconoció la risa de Mario nunca lo había echo pero ahora su corazón brinco emocionado al escucharla, pego la oreja en su puerta tratando de oír un poco mas de lo que estaba pasando en el pasillo.
- Oye mi May- escucho decir a Omar…- que bien te lucían las mallitas.
-¡Uy si, la pura envidia! Con lo insípido y flaco que estas quisieras lucir así de bien con tu redondo rostro pecoso, y tus piernas de hilito- Pensó defendiendo a Mario e imagino a Omar y en como luciría si portaba un traje semejante. También pensó en su hermano, tan alto casi como Mario pero más ancho de espalda e imponente, imagino lo ridículo que luciría si portaba ese traje tan delicado.- Par de tontos.

-¡Jajajajaja! ¡Eso de salir en mallas ante toda la escuela, se necesitan muchos…!- haciendo una seña con su mano como sosteniendo algo, Diego sonrió y continuo la frase- muchos valores que te ha infundado tus padres…- bromeo.- Esa seguridad mi May, esa seguridad…

Matilde escucho las risas burlonas y luego un sonido como de golpe.

-¡No jodan!-dijo, algo molesto en contestación dandole un jalon al largo cabello de Diego, casi lo traía igual de largo que Matilde, si quería negar su parentesco,no podría, ya que era su versión masculina. No se aplicaba en Omar y Selene, su aspecto era de lo mas sencillo y bonachón en comparación a la presencia angelical y extravagante de ella- interrumpiendo sus pensamientos la voz de Mario se escucho de nuevo explicando.

- Yo sugerí algo mas tapadito que incluyera pantalones de mezclilla, pero ya vez a la ruquita de la maestra Bertha, en fin, salio bien ¿no?…
¿Pues así que digamos bien?…-sonrió- yo solo me voy a los hechos y he de decir que aquí la pequeña Mati salio corriendo despavorida al terminar la función.- dijo Omar continuando con la broma. Matilde se alarmo, quería decir que eso no era cierto, que el fue maravilloso, fantástico, lo mas genial que podía haber visto, pero no se animo a decirlo, se sentía demasiado turbada y enojada para organizar sus ideas.
-¿Oye y cómo esta Mati? ¿Se sentía mal por la tarde?- Las mejillas de Matilde detrás de la puerta ardieron de pena. Mario preguntaba por ella y la llamaba de forma cariñosa ¿y eso parecía preocupación en su tono de voz?

-¡Loca! ¡Esta completamente loca como una cabra solo eso! no te preocupes por ella mi May, ándale vamos a darle que hoy me siento con ánimos de ponerles una paliza.- dijo Diego mientras encendía la consola para jugar; Matilde se retiro de la puerta enojada tirándose a la cama, eso era el colmo ¿como podía dejarla en vergüenza delante de el? ¿Quien se creía para decirle que no se preocupara por ella? Levantándose de un salto y decidida, abrió la puerta echa una furia dispuesta a enfrentarse al torpe de su hermano, claro su intención se vio tirada por el suelo cuando la cerro tan rápido como la abrió por el solo echo de ver la espalda de Mario. Su corazón latió rápido como si hubiera corrido kilómetros, su cara estaba tan caliente y las mariposas se alborotaron recorriendo todo su estomago, -¿Cómo el cuerpo podía sentir tanto? así que eso era de lo que hablaba Selene. Selene…- la olvido por unos momentos, pero volvió a pensar en ella, en su amistad, en lo genial que era el tener una amiga como ella. Alguien único e irremplazable u también pensó que por un chico podría acabarse. Matilde no pudo evitar llorar otra vez. No pudo dejar de llorar toda la noche. Reclamo en silencio. Se suponía que su amor había nacido en otro país, en otro sitio, no debía estar depositado en el amigo de su hermano, en “el SOSO”. Algo estaba mal con esta situación.
A la mañana siguiente Matilde asomo con miedo la cabeza por la puerta de su salón de clases, este se encontraba vacío y suspiro de alivio, no durmió en toda la noche y ahora era la primera en llegar a la escuela, se recostó cansada en su banca y recargo la cabeza en la mesa cerrando los ojos un instante. De pronto unas palmadas en su hombro hicieron que sus ojos se abrieran de inmediato incorporándose asustada, el salón ya estaba lleno por sus compañeros de grupo y el profesor de matemáticas tomaba su lugar, giro la cara con miedo encontrándose al lado a Selene, pero ella ya estaba en su lugar y miraba examinándola-
-Luces fatal Mat- dijo después de evaluarla. Todo lo que pudo hacer fue esquivar esa mirada preocupada y sus preguntas haciendo como que ponía atención a clase, a mitad de esta, el cansancio y la desvelada comenzaron a apoderarse de ella logrando que cabeceara una par de veces, entonces, un dulce de café apareció encima de su cuaderno, miro a Selene quien se apuraba a sacar otro dulce de su bolsa.- Definitivamente Selene Navarro era la mejor amiga que se puede tener. Matilde tomo el dulce guardándoselo en la bolsa de los pantalones, pero no se lo comió, demasiada culpabilidad le impedían por mas que quisiera el probarlo.
La clase término, tomando lo más velozmente que podían sus cosas, salio del salón dejando a Selene como la vez anterior sin esperarla, se dirigió a la Biblioteca donde sabía que no la buscaría.
-¡¿Mat a donde vas?!- escucho detrás suyo, miro por su hombro y ella venia a su encuentro, nerviosa cambio el rumbo a las canchas de futbol, pero Selene le seguía el paso, trato de ir lo mas aprisa tropezándole con el borde de la banqueta o alguna irregularidad en esta, caminando mas aprisa trato de perderla. Quien las mirara, diría que esa era una carrera de persecución bastante graciosa. Volteo una vez mas por su hombro y ahí seguía Selene tratando de alcanzarla- ¿como es que puede caminar asi con esos tacones?- se pregunto y continuo su huida, si que era persistente reconoció mas al pendiente de ella sin fijarse en el lugar en el cual estaba caminando.

-¡Mat cuidado!- fue lo que alcanzo a oír que le gritaba, cuando un dolor en su nariz y en toda la cara por el golpe repentino la tiro en la tierra.

-¡Párenle, espérense! ¡Es la hermana de Diego!- gritaron algunas voces.

-¡Enana! ¿Estás bien? ¡Te dije que te fijaras Moy, nomás pateas el balón a lo bruto!- reconoció la voz enojada de su hermano, mas no podía distinguir bien por el lagrimeo en los ojos que le nublaba la vision.

- ¿Yo que? ¡Ella se metió a la cancha así nomás Diego!-
-¿Mati, puedes ver?- Reconoció también la voz de Omar el hermano de Selene, quien la sujetaba del hombro y apenas alcanzo a enfocar su rostro.-
-Ya puedo ver algo…- dijo.
- ¿Mat, estás bien?- ahora era la voz de Selene quien llegaba a su lado y le levantaba la cara-

-¡Uuuuy!- dijeron todos en coro cuando levanto su cara y los trato de distinguir, Matilde sintió como algo liquido salía de su nariz y le comenzaba escurrir. ¡Genial! bastante humillación tenía por el golpe de la pelota en la cara y su caída que imagino debió verse chistosa, ahora todos observarían como se le salían los mocos, pensó apenada.-
¿Alguien trae papel?- pregunto Omar- le esta saliendo sangre de la nariz- ¡Sangre! No mocos, sintió alivio al escuchar a Omar, sangre era mejor que mocos, ¿Qué estaba pensando? Sangre quería decir que el golpe era serio, ahora si estaba asustada.

- Yo tengo- Se escucho de pronto la voz de Mario Montero provocando que cerrara fuertemente los ojos, no quería que Selene se fuera a dar cuenta que al mirarlo a ella también le gustaba o tal vez sentía algo mas profundo- A ver ¿Matilde también te cayo tierra en los ojos? Ábrelos- pidió Mario, pero Matilde los cerro mas ¿Cómo podría afrontarlo a la cara?-

- Así estoy bien gracias…

- ¡Ábrelos Enana! Todavía que te metes a la brava en el partido y por tu descuido te damos un golpe tremendo con el balón, ahora te estas poniendo delicada. ¡Ábrelos!- Matilde no tuvo otro remedio que abrirlos y afrontar esto de una vez, tal vez si lo pensaba de forma optimista, Selene podría compartir su amor por Mario Montero como lo hizo con el dulce de café y hasta podrían fundar un fan club para el, juntas como siempre habían estado en 5 años. Pero una pregunta se atravesó destruyendo su optimismo ¿ella podría compartir su recién adquirido amor por Mario Montero? Abrió lentamente los ojos y afronto la mirada de los ojos claros de Mario. Una brisa fresca y amiga le susurro al oído. Otro shock más fuerte en el día, por alguna extraña razón el gallardo chico, el hermoso y varonil Romeo de la obra de teatro se convirtió de nuevo, en el guapo, soso e inocente de Mario Montero... no había rastro de aquel sentimiento que inspiro el día anterior.

- ¡ESTOY BIEN, MUY BIEN!- dijo eufórica se levanto de golpe e ignoro que pudieran ver el ridículo tapón de su nariz que le paraba la sangre o el mareo que le dio por levantarse tan pronto, pero que importaban esas mínimas molestias si el pesar se fue, giro y vio a su amiga a los ojos con sinceridad.

- ¡Segura!- pregunto dudosa Selene que aun la examinaba.

- Mejor que nunca- contesto radiante. Busco en su bolsa del pantalón, sacando uno de los dulces de café y se lo metió a la boca ya sin remordimiento, era tan bueno no sentirse como la peor amiga del mundo.

-Mario… Tu Romeo fue fantástico- le dijo Selene a Mario en voz baja para que su hermano no se diera cuenta mientras caminaban a la cafetería en busca de algo para comer.-

- Gracias Selene…- le dijo sonriendo, la sonrisa impacto a Selene que avergonzada camino torpemente, tropezándose con la banqueta. Matilde sintió las náuseas de costumbre ante aquel acercamiento de su amiga y el soso, pero se alegro de saber que no estaba repentinamente enamorada Mario, era ilógico pero su Romeo había sido tan convincente y tan atractivo, la pasión de sus palabras y el amor hacia Julieta, amarla tanto hasta quitarse la vida si ella no estaba junto a el, Matilde volvió a ponerse sonrojada y la taquicardia regreso. Una brisa amiga le revoloteo en su cabello y claramente pudo distinguir la voz y unas nuevas y conocidas palabras...

“Ah, aquí me entregaré a la eternidad y me sacudiré el yugo de las estrellas, enemigas de esta carne harta de mundo, oh! ojos, mirad por última vez, brazos, dad vuestro ultimo abrazo y vosotros, labios, puertas del aliento, sellad con legitimo beso una concesión sin miedo a la muerte rapaz.”** (** Fragmento de Romeo y Julieta de William Shakespeare)

Entonces lo entendió... no era Mario lo que hacia latir su corazón, era Romeo el que lo logro, el que hacia sentir aquello que era tan maravilloso... sonrió aliviada por su conclusión y después como es su costumbre la acción retardada de la cruda verdad le pego en la cara mas fuerte que el balón de futbol...

Romeo Montesco, logro lo que ningún muchacho vivo. ¡Eso es peor de lo que imaginaba! Ya que por lo menos Mario Montero existía con todo y lo soso que podría llegar a ser...

-¡Pero Romeo solo son letras…!-

Sintiendo como aquella angustia nacía y pesaba terriblemente haciendo difícil el caminar. Matilde Soto se dio cuenta de que había encontrado a su primer amor, nada mas y nada menos que en Romeo Montesco un personaje de la literatura clásica... que por supuesto profesaba amor por Julieta.

Era soportable pensar que tu amor estaba en otro país, pero pensar que tu amor esta impreso en letras…

Definitivamente Shakespeare estaba arruinado su vida, lo sabia, lo presintió desde que dejaron esa tarea y por eso es que el escritor Inglés no le agrado desde un principio...

sábado, 26 de junio de 2010

Cuando Shakespeare te arruina la vida.

Alguien me esta llamando allá afuera, pronuncia mi nombre. Y su voz toma fuerza…-

Capitulo 1

Cuando Shakespeare te arruina la vida.

¡Shakespeare! ¿Pero… Shakespeare...?- Se quejo Matilde Soto por la tarea recién dejada de Español, a sus 16 años de edad la lectura nunca había sido su fuerte y menos Shakespeare, a su percepción le parecía que el escritor se esforzaba en tratar de rimarlo todo, (hasta el momento su critica se basaba en alguna ojeada que dio casualmente a alguna de las obras)- ¡Ash!- exclamo enojada jalando su cabello negro, hasta que logro que sus ojos rasgados se hicieron casi solo unas rendijas, dejando solo ver solo sus pupilas negras le dieron una imagen caricaturesca. Junto a ella caminaba por el pasillo de la preparatoria 10 su mejor amiga desde la primaria Selene Navarro, que con paciencia y una sonrisa en su rostro la miraba alegremente, esperando a que se le pasara aquel ataque de ansiedad que Mat (como ella la llamaba) convirtió en el pan nuestro de cada día desde la ultima semana. No estaba tomando muy bien la transición de la secundaria a la preparatoria, la ponían de nervios el aumento de tareas y el grado de complejidad para realizar los deberes, sobre todo las nuevas obligaciones de la vida preparatoriana.

Atrás quedo la felicidad del primer día de clases, cuando descubrió que la puerta de entrada se quedaba abierta y que nadie la detendría si quería salir; era gozar de una total libertad a diferencia de la secundaria, que en cuanto el ultimo alumno entraba, el conserje Juanito colocaba un candado en la puerta, mas grande que su cara achatada de perro bulldog y ahí se quedaba hasta que la molesta chicharra daba el toque liberador de ir a casa; pero ahora estaba considerando que una puerta abierta para salir, no compensaba el aumento de trabajo que tenían.

- ¿Cómo pudo el maestro Armando dejarnos semejante trabajo, a quien se le ocurrió eso de la semana cultural dedicada a Shakespeare? - dijo por fin dejándose el cabello, sus ojos regresaron a la normalidad; paro su caminar abruptamente, apoyándose se dejo caer en el barandal de las escaleras del edificio, colgó sus brazos libres al aire, logrando un aspecto dramático y derrotado. - No es romántico como…-susurro,- mmm… - lo pensó por un momento, Selene dejo ojear su guía, poniéndole atención al detectar su duda,- mmm…- estaba esforzándose por terminar su frase, pero lo que quería decir se fugo de su mente dejándola en la incertidumbre sin lograr recordar a quien trataba de citar, derrotada, levanto su cabeza para preguntar a Selene – Oye,- le dijo.

-Mande…- contesto y espero la pregunta sin poder evitar levantar una ceja de forma escéptica.

- ¿Como se llama la doña que escribió al Sr. Darcy?-

Dejo de leer al escuchar la pregunta y poniéndose molesta, abrazo sus cuadernos con frustración y dijo.- Jane Austin…

-¡Ella!- dijo emocionada, incorporándose abandonando su postura derrotista- ¡ESA MERA!- Grito imprudentemente a medio pasillo. Algunos alumnos las voltearon a ver, un maestro salio de su clase para indicar que se callara, incomodando a Selene, quien pidió disculpas.- ¿Como es posible que no te aprendas el nombre de una novela que dices que te alucina?- Matilde ignorando el efecto de la euforia de sus gritos, continuo inmersa en su dialogo.

- ¡Sí, ella Jane Austin! – Dijo.- Shakespeare no es tan interesante como ella, verdad- Selene ya no le prestaba atención, seguía revisando su guía, estaba mas interesada en como el profesor quería elaborado el ensayo, que lo que Matilde pudiera decir en ese momento. Desanimada, la indiferencia de Selene la molesto, entonces perdiéndose en otra idea, se detuvo a observar a Selene y la sombra que proyectaba su esbelta figura. Su amiga a sus 16 años se estaba volviendo demasiado bonita, comenzándose a considerar una de las nuevas bellezas de la escuela. Ya algunos chicos de otros semestres intentaron salir con ella, habían sido tres los que lo intentaron y como si fuera un ritual, Matilde se aprendió la movida de rechazo de su amiga.

Selene levantaba su carita de forma de corazón al escuchar la propuesta, con sus sonrosadas mejillas que le daban un aire de inocencia, daba una discreta mirada evaluando a quien la invitaba, agitaba sus pestañas castañas tres veces, remarcando sus ojos verdes, se apartaba e un riso travieso de su cara en su oreja, apretaba la boca rosa que tomaba forma de una fresa y (Ahí, justo en ese momento, sabia que ella lo iba a rechazar) mostraba su perfecta dentadura, regalando una sonrisa que quitaba el aliento; entonaba su voz diciendo,-

¡Muchas gracias!- Y luego empleando un tono triste completaba- pero son tantas las obligaciones que tenemos, que no puedo. Lo siento.- Volvía a pestañear y se acomodaba otro mechón, dejando embobado al incauto, se retiraba con su ligero andar de bailarina que tantos años de practica le habían forjado.

En ese momento Selene despejo uno de sus rizos que se le soltó del perfecto peinado de su frente con su blanca mano, para continuar su labor, dejando ver sus avellanos ojos verdes que de pronto se encontraron con los ojos rasgados de pupilas cafés de Matilde y la miraron con reproche- Deja de perder el tiempo- ordeno, sus cejas casi se juntaron por el disgusto, le dieron una expresión de miedo, los demás se sorprenderían si la vieran. Algún regaño parecía surgir de su boca, Matilde lo espero; para su suerte, este nunca llego, porque rápidamente la atención y las manos de su amiga se ocuparon en sujetar su falda para que los vientos de Octubre, no le hicieran pasar una vergüenza delante de toda la escuela.

-Eso te pasa por no traer pantalones, - dijo Matilde con burla en su voz, al escuchar algunos chiflidos producidos por alumnos de la planta baja, quienes esperaban ver mas que solo unas bonitas piernas; Selene los ignoro y dejo de sujetar su amplia falda cuando pareció seguro, continuo con su lectura, retirándose con cuidado del barandal. Los piropos entonces subieron de tono y Matilde solidaria, levanto su brazo y les hizo una seña nada educada con la mano.

¡Mat! No seas vulgar. Ignóralos- Ordeno alarmada Selene, aunque muy en el fondo agradeció el detalle.

Matilde sabia que Selene nunca usaría pantalones, ya que ella los consideraba nada lindos, procurando en su guardarropa siempre vestidos, faldas o shorts bonitos y a la moda; siendo estos el secreto de su peor defecto. A los ojos de los demás, Dulce Selene Navarro Lara era la perfección en persona. Bueno eso para los demás, porque Matilde conocía su frívolo defecto, Selene era una adicta a la moda y a las compras de ropa, siendo escrupulosa en su gusto al vestir, desarrollo una obsesión por los zapatos, llegando a tener mas de 20 pares por temporada del año. (Un verdadero desperdicio, para gusto de Matilde) En ocasiones ese defecto era tema de discusión, debido a lo despectiva que podía a llegar a ser Selene con respecto a juzgar y tratar por la ropa que usaban los demás.

Matilde sabia que cuando Selene daba esa primera mirada a una persona, lo juzgaba por lo que traía y de ahí tomaba su decisión de aceptarla o no, obvio que ese era el verdadero motivo del rechazo de los tres valientes, ese y uno segundo que tenia nombre y apellido.- Ni de broma saldría con alguno de esos muchachos ¿como pueden estropear tantas marcas de ropa y combinarlas tan mal?

- Vanidad.- Pensó Matilde, pero conociéndose como se conocían, su amistad estaba por encima de los defectos que tenían.

Al contrario de la esbelta y bien formada figura de ella. Matilde poseía un cuerpo plano como el de una tabla y sin chiste. No daba tanta importancia a la ropa, ni a las marcas, ni la moda, se vestía, porque tenia que hacerlo y no quería problemas con la ley por salir desnuda a la calle; se conformaba con camisetas que llevaran escritos alguna leyenda de los Beatles, Muse, Porter, Zoe, X Japan o cualquiera que fuera de sus grupos favoritos de música- “Si voy a vestir algo, que sea de provecho”- Decía -“Promoveré la buena música”- Adopto como filosofía; debido a eso, sus playeras la volvieron comerciales ambulantes, eso si, siempre procuraba los pantalones de mezclilla, de cualquier textura, un poco ajustados pero sobre todo cómodos, para calzar, tenis de cualquier modelo, poniendo como única condición el color rojo. Por lo que llego a tener obsesión de compra, fueron las pulseras de hilo que buscaba obsesivamente en el “tianguis cultural” del parque Agua azul, al que asistía cada sábado sin falta.

El cabello de Matilde también ondeo por el viento, cortó hasta el hombro y en capas como lo llevaba, no se preocupo porque quedara desordenado, lo usaba despeinado, así que dejo que el viento hiciese lo que quisiese y dejo que fuera Selene quien continuara peleando con el y su falda.

Selene a pesar de que con su cabello causaba un efecto hipnotizador, le confeso alguna vez que envidiaba el de ella, diciéndole que era genial, ya que siempre se acomodaba como quería, a diferencia de sus rizos, a los que necesitaba peinar con sumo cuidado e invertir demasiado tiempo, Matilde opinaba que eso eran tonterías.

Sin hacer caso sobre la pérdida de tiempo que estaba teniendo, observo los edificios de la escuela que presentaban algunos ángulos irregulares.

-Realmente el arquitecto había sido demasiado bueno como para lograr que esas estructuras no colapsaran con esos terminados mal hechos o había nacido bajo buena estrella.- Opino- Interesante para dibujar. A mi mama le daría el ataque de nervios, si viera las condiciones de los edificios donde estudio- Pensó en Laura Martínez, su madre y lo exigente como arquitecto que era. Estaba segura que mandaría demoler el edificio.

Si para Selene la moda era su pasión, para Matilde lo era el dibujo de edificios, personas y caricaturas, trataba de dibujarlo todo y plasmarlo al papel, si algo le llamaba la atención lo observaba con detenimiento hasta terminar por tenerlo dibujado en su pequeño cuaderno de bocetos que cargaba siempre con ella. Una buena caja de lápices, un boleto para el cine y cuerdas para su guitarra. Las tres cosas por las que más gastaba el dinero que lograba juntar

- Vámonos, que a este paso vas a enseñar hasta la garganta.- dijo sonriendo al notar el que Selene estaba perdiendo la batalla. Termino de grabar en su mente todos los detalles del próximo dibujo que realizaría sobre ese edificio.

- Pues es tu culpa, Yo no me detuve a pensar en la inmortalidad del cangrejo y a hacerla de banderita con este viento.

-No me malentiendas- le dijo- lo que pasa es que estaba pensando…-

-¿En…?- la simple frase, hizo despertar la curiosidad de Selene, Matilde sabia muy bien que significaba ese “En” de su parte. Ese era uno de sus mayores secretos que tenia.

-No, nada de eso, otras cosas…

- Pfff- exclamo desilusionada.- Espero que esas cosas sean, en el como vas a realizar la tarea, a menos que esperaras a que el ensayo te llegara por iluminación divina,- dijo de forma brusca, sujetando su falda y caminando torpemente.-

-Golpe bajo,- pensó y la preocupación del ensayo regreso; aunque la angustia no le duro mucho, se burlo un poco por la pelea que continuaba entre Selene y el viento mientras caminaban por el pasillo, le remordió la consciencia y la ayudo a sujetar su bolso y sus libros. Se los dio molesta, había cachado esa expresión de burla en su rostro. Mat utilizando su mejor arma de su rostro para calmar la molestia de Selene, le regalo su sonrisa sincera y bonita en forma de disculpa, se veía guapa y cuando la mostraba desarmaba a cualquiera. Selene le sonrió en respuesta, olvidando la molestia, así juntas las dos continuaron caminando por los corredores de la preparatoria.

Contaban con más de 5 años de amistad, desde que se conocieron en el 5to de primaria, cuando la maestra Perita las castigo por pelearse a golpes, debido a querer el mismo libro a la hora de lectura.

En ese tiempo Matilde siempre tomaba el mismo libro porque se lo sabía de memoria, así ya no tenía que experimentar el disgusto de encontrar alguna historia que no le agradaría, mejor tomaba lo seguro “Los cuentos de terror de espantos y aparecidos. En esa ocasión, cuando la maestra indico la hora del rincón de lectura, resulto que a Selene Navarro, la niña nueva del salón se le ocurrió tomar el mismo libro, desatándose la guerra, que empezó con un ligero jaloneo y termino por que las dos se golpearon con el borrador y el cuaderno.

La profesora en castigo las puso juntas a compartir el mismo libro a pesar que las dos protestaron mucho, la profesora Perita no cedió, teniendo como resultado el descubrir que a Selene le gustaba narrar libros; ya que poseía una voz suave y agradable, mientras Matilde disfrutaba escuchar; ya que poseía buen oído para apreciar un buen relato, desde entonces comprendieron que se complementaban muy bien y en adelante, compartieron todos los libros del rincón de lectura, naciendo su amistad y haciéndola mas fuerte, volviéndolas inseparables.

Cada quien tomo su lugar en ese extraño y cerrado dueto que formaban. Selene como la tranquila y racional, considerada el cerebro y Matilde la valiente, fuerza bruta que defendería siempre a su amiga de cualquier amenaza; aunque eso también lo podía hacer Selene, ya que a contradictoriamente se llamaba Dulce, de eso no tenia nada. Uno de los motivos porque la castaña utilizaba tacones no era precisamente por moda, las calles a veces no eran muy seguras y en más de una ocasión llegaron a ser utilizados como armas de defensa personal. O eso lo había probado, el depravado, que trato de exhibirse ante ellas, semanas atrás.

Se conocían lo bastante como para aceptar sus defectos y virtudes sin ningún problema. Su amistas no se basaba solo en libro, lecturas o moda. Juntas pasaron muchas de los eventos que marcaron su vida.

Como la muerte del papa de Selene debido a su enfermedad con el alcohol y la cirrosis que desarrollo y la difícil aceptación de una persona nueva en la vida de ella, que con el tiempo se convirtió en su padrastro. A su vez, Lo que significo la dura separación de los padres de Matilde y lo difícil que fue para ella aceptarla.

-Mira ahí va Uriel con su enjambre- dijo cambiando de tema cuando bajaron la escaleras y se toparon de frente con el presidente del comité de estudiantes y su séquito de moscas- como les gustaba decirles.

¿Están haciendo el corto, corto, largo, largo?- pregunto Selene sonriendo; refiriéndose a la forma de saludar tan particular que tenia ese grupo, sin despegar la vista de su cuaderno y tomada del brazo de Matilde para no caerse, continuando con la revisión de su material.

- Como toda Reina de belleza debe ser- contesto susurrándole con burla. Les parecían absurdos los chicos del comité estudiantil y su actitud de quienes se sienten estrellas de cine, desfilando por todos los pasillos saludando, a pesar de que Selene desde el segundo día, fue invitada a unirse a una plantilla para el comité, ella amablemente rechazo la invitación, zafándose de cualquier evento político. A las dos no les gustaban las multitudes. Apreciaban la privacidad.

Selene continuaba con la revisión de la guía, cuando Matilde se la arrebato de golpe,- recibiendo un manazo por su brusquedad, Matilde volvió a quejarse pero no por el golpe en su mano, si no al ver el listado de requisitos para el ensayo- ¡Ay este viejo!- grito, recibiendo otro manazo por parte de Selene, advirtiéndole que tuviera cuidado con lo que dijera, debido a un maestro con el que se cruzaron las miraba con desaprobación -¡Ay este viejo… sabio y experimentado profesor! –corrigió aumentando su tono de voz - ¿Piensa que no tenemos vida? Se pasa de veras; mira todo lo que hay que leer, no son poquitas páginas como Carlos…ehm… mmm… pues Carlos como se llame, el que escribió "Aura"¿Te acuerdas en la secundaria? ¡Y para colmo!”- Se quejo al revisar los títulos en la lista, golpeándola con la mano de forma dramática- Estaría de acuerdo si fueran muchas paginas, siendo un relato tan bueno como el de Gabriel García Márquez.

- ¡Fuentes, Carlos Fuentes por favor!- Exploto Selene después de escuchar todos sus errores, como si fuera la pura verdad. Ya no le importaba que otros alumnos la miraran, le arrebato las hojas con la misma brusquedad que ella lo había hecho- ¡Y no leíste 100 años de soledad, te la he narrado de principio a fin! “¿te acuerdas en la secundaria?” - Le recordó, debido a que para hacer esa tarea hubo la necesidad de narrarle toda la historia, cuando se negó a leerla. - Exactamente dijiste: No manches, no puedo hacer mi tarea porque ese libro es enorme ¿además a quien le importa la historia de una familia que repite los nombres de sus miembros por 100 años? Es bastante confuso para mi… ¿no podrías contármela como en la primaria? Eh... Eh… por los viejos tiempos…Eh… - Matilde guardo silencio después de escuchar la perfecta imitación que Selene acababa de hacer; hasta para burlarse de ella lo hacia impecable, le dio la espalda avergonzada sin dirigirle la palabra, siendo consolada por unas palmaditas cariñosas inmediatamente después.

-No es tan malo Shakespeare- afirmo animándola a leer- Las intrigas entre las familias, traiciones y romances son perfectamente elaborados y los fantasmas en sus historias ¡Wow! Me reí mucho con la Fierecilla Domada y llore a moco tendido con Romeo y Julieta, pero Hamlet, ¡Oh Hamlet! Es tan loco, tan genial.-

-¿Ya te leíste a Shakespeare? Me lo juras… ¿no es gacho? ¿No babeaste la almohada de aburrimiento? Eh? Eh? – Pregunto, Selene solo dio una señal afirmativa y dos negativas con la cabeza volviendo a mirar la bibliografía de su cuaderno- Definitivamente eres una ñoña…- expreso en tono burlón.

- Por supuesto... ¿6 años siendo las mejores, mejores amigas del mundo y no te habías dado cuenta? Soy toda una ñoña, pero con excelentes calificaciones- dijo en su tomo dramático, con suficiencia y ese aire de “Lo se todo” Que muy bien caracterizaba a Selene, Matilde a veces se preguntaba cómo es que una persona tan bajita, frágil y menuda lograba convertirse en un gigante, aun no lograba descubrir de donde era que le venia tanta genialidad. Una de sus teorías era que las ideas brillantes y el conocimiento puro de Selene se le atoraban en el cabello al querer salir en esos ingobernables rizos castaños de su cabeza, no teniendo otra opción mas que regresar a su cerebro, muy al contrario de ella que el conocimiento de las clases y las brillantes ideas escapaban rápidamente tomando como autopista de alta velocidad su cabello lacio baba y perdiéndose en el cielo.

– Deja de estar en la luna y piensa bien en una solución para que puedas hacer el ensayo, no todo en la vida es Harry Potter.- dijo citando, los únicos libros que ella releía, cuando podía.

- ¡Que diferente seria si todos los personajes fueran como Sirius “el bello” Black! ¡Oh, si!- suspirando apretó el cuaderno a su pecho de forma romántica. Harry Potter era la única obra completa que logro leer por si sola. Y eso gracias a que Selene la había forzado a conocerla y termino por encantarle.- Podría escribir todo un ensayo sobre las mil formas de cómo debió vivir Sirius Black, que era su personaje favorito.-

- ¡Eso es! Así deberías de estar gritando por Shakespeare, que es sobre quien escribiremos. -Dijo bajándola sin compasión de la nube en que se había subido- ¡Vamos! ¿No puede ser tan malo la tarea de pasar una tarde con Shakespeare?- Matilde solo levanto una ceja en señal reprobatoria.

- No manches Selene…

- Ok, pensaremos algo entonces.- dijo guardando su guía en su bolsa.

- Estúpida semana cultural…

- Evita las groserías- dijo Selene, por lo general cuando hacia una prohibición evitaba decir no, porque leyó que “no” jamás se registra en el cerebro y también procuraba que su lenguaje fuera correcto para evitar problemas de comunicación en el futuro- No es una semana tan mala, si es dedicada a Shakespeare quiere decir que habrá eventos- dijo mirando un cartel pegado de uno de los postes de la escuela, sonrojándose de forma espontánea, señaló el póster.

- Oye hagamos esto, veremos la obra de Romeo y Julieta que van a presentar los del taller de teatro mañana y ya no leemos el libro, bueno corrijo, te ahorras la lectura del libro.- Después de escuchar la propuesta, Selene le pudo parecer la más buena y encantadora amiga que podría tener, aunque escucharía los versillos insulsos e inútiles, eso era mejor que leer, con un poco de mejor animo Matilde acepto y juntas emprendieron el regreso a casa.

Mañana vería la obra y el problema de hacer un ensayo parecía esfumado