Nueva semana Nuevo capitulo, si alguien lo esta leyendo, pues que lo disfrute... saludos
Cuando aprendió a aceptar a unas letras
Después del descubrimiento de que su primer amor ni siquiera existía. La situación resulto una intensa batalla, al principio cualquier cosa que le recordara a Romeo era aventada por las paredes de su habitación,para ser recogida inmediatamente y puesta en su lugar con muchísimo cuidado. Diego la llego encontrar peleando con un Romeo imaginario al que le reclamaba el que no existiera.
-¿Una pelea con tu novio el viento?- dijo para molestarla. Matilde solo volteo y lo fulmino con la mirada. Entendiendo el mensaje y sin juzgarla, lo mejor que pudo hacer fue cerrar la puerta de su habitación y evitar preguntar dejándola con su monologo.
¿Que le pasaba? Se preguntaba constantemente. Ni siquiera le gustaba leer como para enamorarse de un personaje…
En varios días pensó que tal vez la obra tan bien echa la cautivaron,pero luego de leerla independientemente en varias ocasiones resulto que no sentía empatía por ninguno de los otros personajes, solamente podía concentrarse cuando Romeo Montesco aparecía en escena, sospechas fueron confirmadas “Enamorada completamente de un personaje”
La melancolía llego a deprimirla tumbándola horas en la cama de su habitación, sin siquiera contestar llamadas o querer hacer alguna otra cosa aunque después pronto se terminaban , dándole paso a un ataque de impotencia por no poder detener el sentimiento que tenia, continuando mas tarde con la añoranza de nunca poder tocar a Romeo, todo esto culminando con una explosión de ira, para después calmarse y mirar en dirección de su pila de libros, tomando el ejemplar de Romeo y Julieta, comenzando a leer hasta muy altas horas de la noche y empezar el ciclo de frustración otra vez.
Decir que en la escuela tenia algún descanso pues resulto imposible. La semana cultural de Shakespeare se desarrollaba con éxito siendo la conversación del momento, que sus compañeras en cada esquina recitaran los versos de amor con tanto fervor en cada una de sus letras destilando pasión, a mas no poder no ayudaba nada. Todo estaba dispuesto para que con cada paso que daba se topara con carteles, recitales y demás presentaciones donde hacían mención a el, a su Romeo. Sobra decir que su humor se encontraba de mal en peor. Claro ella no podía culparse. Aceptar que tu primer amor es solo tintas, letras y venían de la invención de un ingles que vivió siglos atrás, pues no era para brincar de gusto, por lo menos no para Matilde.
-¿Has dejado de comer?- Comento Selene una mañana, sentándose a su lado en una de las mesas de la cafetería se dio cuenta que en todo el rato que la estuvo observando no probo bocado.- Siempre estoy tratando de que no me quites mi comida y ahora ni siquiera has probado la tuya ¿Estas a dieta? Mira que si es por la “Gloria Bodoque”- dijo refiriendose a la Julieta de la obra,- estas perdiendo tu tiempo, esa niña esta enferma.
- ¿Quién? ¡Claro que no!- trato de explicar un poco alarmada, lo unico que le faltaba es que Selene pensara que tuviera anorexia.- Solo que no tengo hambre- contesto ignoranado la escrupulosa mirada y se concentro en leer su libro. Selene sorpresivamente se lo arrebato.
-¿Qué haces?- molesta, trato de quitarle su libro y seguir leyendo- ¿Qué te pasa Selene? ¡Regrésamelo!
¿No Mat, que te pasa a ti? Entregamos esta tarea el miércoles y ya es viernes y tu sigues leyendo como desquiciada; estas comenzando a asustarme. En clases lo ojeas sin poner atención, te hablo y solo me das el avión, he visto deprimirte casi hasta ponerte a llorar y luego reírte sola y ahora te da por no comer…
Las dos guardaron un silencio incomod, Matilde entendió la preocupación de Selene y su molestia por no saber su situación, pero le resultaba dificil, no es que no pudiera confiarle que pues por fin lo que tanto anhelo sucedió “Ya estaba enamorada”. Pero, ni siquiera aun lo aceptaba como para podérselo compartir…
¿Hay algo que tengas que contarme?- le pregunto, en respuesta solo la vio tomar su sándwich levantándose de la silla y arrebatando su libro, caminando en dirección al salón, dejando con un palmo de narices a Selene. No teniendo otro remedio mas que seguirla, se levanto de la mesa, sabia que tarde o temprano averiguaria lo que le pasaba.
En los dos módulos de Ingles que siguieron, Selene no pudo hacer las traducciones que le solicitaron, en su lugar se pasó escribiendo los síntomas que presentaba Matilde. Una y otra vez los escribía tratando de descubrir que le ocurría. En todo el tiempo que tenían de amistad, Mat nunca se comporto de esa manera.
Distraída, falta de apetito, melancólica, eufórica, suspira todo el día, sigue leyendo esa historia de amor. Dejo de hacer las cosas como escuchar música todo el tiempo, criticar a las personas y hablar, presenta un grave aislamiento total.- escribió en su libreta.
Ya vámonos, término la clase- la interrumpieron, se trataba de Matilde que sostenia su mochila en mano y mirándola de forma extraña, le pareció raro ya que Selene no se distraía en las clases.
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-¡Eh! Ah, si es cierto…- dijo observando que el salón estaba vacío, sus compañeros se retiraron y ellas eran las últimas para cerrarlo, guardo sus libros y lápices en su bolsa tan rápido como pudo alcanzándola en la puerta donde la esperaba.
-¿Quieres ir a patinar hoy en la tarde?- se atrevió a preguntar tratando de sonar casual. Una de las actividades favoritas de Matilde consistía en llevar ruedas en sus pies.
-No tengo ganas.- contesto Matilde tapándose el bostezo con la mano.
Caminaron unos metros mas, saliendo de la escuela Matilde levanto su mano haciéndole la parada al camión para que se detuviera, las dos se subieron, por suerte venia casi vacío así que se sentaron en los asientos de en medio.
-¿Bueno, tal vez quieras ver una película en mi casa?- Selene insistió, tenia que averiguar que es lo que le pasaba, con otro bostezo y apoyando su cabeza en la ventana Matilde se negó.
-Hay que dejarlo para después.
-¿Entonces que vas a hacer en la tarde?- le pregunto impaciente- Ya hemos realizado la mayoría de nuestros deberes… hace mucho que no voy a comer a tu casa y podríamos…
-Tratar de descansar- contesto cortando la conversacion y dirigiendo su atención a la ventana observo a la gente de la calle.
-¿Descansar de que?- Impaciente se removió en su asiento afrontándola, aunque de nada le sirvió Matilde continuaba mirando en la ventana.- Te estoy hablando ¿me estas escuchando?- A Selene le parecio que Matilde estaba perdida en un mundo al que la llevaban sus pensamientos y por mas que tratara de entrar, le era imposible.
-No se, solo descansar.- dijo después de un rato de silencio.- Despiértame cuando vaya a llegar a mi parada.- Selene, no quedo conforme con su contestación, por lo general Matilde nunca se dormía en el camión, siempre iba atenta por lo que pudiera pasar, por seguridad de las dos, cuando vio que ya no se movia, saco su libreta de apuntes escribió el nuevo síntoma, repaso el escrito, estudiándolo por minutos, sin llegar a una conclusión concreta, se percato de que la parada estaba cerca- Mat, Mat- la movió suavemente,- te tienes que bajar.
Bostezando y adormilada observo a su alrededor y con torpeza se levanto despidiéndose de Selene y tratando de llegar a la puerta trasera.-
Distraída, falta de apetito, melancólica, eufórica, suspira todo el día, sigue leyendo esa historia de amor. Dejo de hacer las cosas como escuchar música todo el tiempo, criticar a las personas y hablar, presenta un grave aislamiento total.- Se escucho el timbre que indicaba la parada, Selene leyó nuevamente tratando de encontrar la respuesta. El camión se detuvo para dar la bajada a Matilde, las puertas tardaron en abrir, el golpe de las puertas abriéndose hicieron ecos en su cabeza, los segundos parecieron minutos para la mente de Selene.
Lee historias de amor- esa palabra resalto de pronto.
Matilde nunca lee historias de amor- dijo de pronto Selene, ahí estaba, lo había resuelto.
Rápida se levanto sobre su asiento y asomándose por la ventana grito a todo pulmón.
¡¡¡ESTAS ENAMORADA!!!!-
Asustada, Matilde volteo incrédula en dirección al camión que se alejaba, solo pudo distinguir el cabello de Selene volando al viento por la ventana. Para su alivio, este no se detuvo, ni tampoco Selene bajo del camión para alcanzarla y preguntarle directamente.
-¿Cómo ha podido?- se dijo así misma, paralizada como estaba atino solo a regañarse por no ser lo suficiente discreta como para ocultarle su secreto. Aterrada pensó en como burlar los cuestionamientos de ese cerebro maquiavélico que era el de Selene sobre quien era el chico que la había conquistado por fin.
Entro a su casa después de varios intentos por meter la llave en el orificio correcto, el temblor en sus manos por el nerviosismo no le ayudo en nada, dejo sus cosas sobre el sofá, tirando las llaves con descuido en la mesa donde ponía los libros que estaba en medio de la sala, se saco el celular de la bolsa del pantalón dejándolo junto al teléfono con mucho cuidado como si pudiera explotar, alejándose despacio se sentó a lado de Tobías su perro en el sillón de este, le rasco la oreja y espero, se quedo quieta mirando el teléfono mordiéndose las uñas por los nervios. Tarde o temprano este sonaría junto con la voz de Selene en el auricular interrogándola.
¿Qué le diría, cuando le preguntara como era el, quien era, donde lo conoció?-
Espero una hora mirando fijamente el teléfono como si este pudiera saltar de un momento a otro, saliéndole patitas que la tomarían del cuello obligándole a contestar.
- Estoy exagerando, los poderes de la mente de Selene no llegan para tanto- se consoló,calmando todas las situaciones que se estaba imaginando.
Dos horas pasaron y nada, ni siquiera una llamada equivocada- ¿Pues que piensa Selene? ¿Acaso no quería saber de quien estaba enamorada su mejor, mejor amiga que es incapaz de amar a un chico?- exclamo ya molesta, se levanto del sillón, le echo otra mirada intensa al teléfono y sin que nada pasara agarro su mochila con descuido y se dirigió a su cuarto metiéndose en este, tomo a su amor impreso en paginas, abriéndolo en cualquier pagina y comenzó a leerlo.
Decirte adiós es un dolor tan dulce, que diré buenas noches hasta el alba**(Frase de Romeo y Julieta de William Shakespeare)
Juro que pudo sentir que el aliento de Romeo cuando la frase la susurraba para ella.
-¿Por qué aunque estas frases sean para Julieta, siento que la estas diciendo para mi? No me importa como me llames yo voy a contestarte.- le dijo al libro conmovida sosteniéndolo sobre su pecho. Vio su reflejo en el espejo colgado de la pared y por un momento no lo reconoció, era ella pero a la vez no lo era, su expresión se volvió distinta, asustada por la impresión soltó el libro.- Creo que he perdido la razón.- dijo mirando su libro en el suelo, se alejo unos pasos de el y volvió a mirar el reflejo que el espejo le daba. Ahí estaba ella como siempre, con el cabello despeinado y el rostro simple. La preocupación se fue.- debió ser mi imaginación.- dijo y se agacho a recoger el libro abriéndose en una pagina donde leyó.
Lo que llamamos rosa exhalaría el mismo grato perfume aún cuando de otra forma se llamase**(Frase de Romeo y Julieta de William Shakespeare)
La leyó muchas veces, la verdad es que no entendió el significado de la frase que decía Julieta pero le encanto. Sintió sueño después de un rato de estar meditando y perdiéndose en las frases, exhausta se quedo dormida, movió el montón de cojines redodondos de su cama, y se acostó, cayendo rendida. Tal vez entre sueños, podría conocer el verdadero rostro de Romeo.
El canto de su mamá, Laura Martínez, quien ya había llegado de trabajar; junto al olor a comida la hicieron despertar, no había pasado mas de una hora desde que se quedara dormida y lamentablemente tampoco soñó con Romeo, por lo menos no algo que pudiera recordar. Salio de su cuarto tropezándose con uno de los tenis que dejo tirado y pateo en descuido bajo su cama retirándolo de su camino, se acerco a la mesa del teléfono donde lo reviso y también a su celular. No había llamada, ni mensaje de Selene.
-¿Eres tu Mat?- llamo desde la cocina su madre quien ya había llegado del trabajo.
-Si, Ma ¿Cómo te fue?- le pregunto acercándose y curioseando lo que preparaba de comer. Si Diego era la versión masculina de Matilde, su, madre era una visión al futuro de ella, solo que con el cabello cortísimo de modo juvenil, y un rostro mas armonioso.
Sintió hambre al oler y pellizco un pedazo de carne que su mamá había cortado.
-Bien, mucho trabajo con los albañiles y el cliente, todo lo quiere cambiar a ultima hora,- dijo volteándose para seguir preparando, cuando se percato de lo que estaba haciendo Matilde -¡Aun no esta la comida, no estés picando!- llamándole la atención, le dio con la cuchara en la mano.- pon la mesa para ti y para mi. Diego dijo que comería en casa de Mario y llegara hasta en la noche, van a hacer un trabajo.
- Mas bien dirás torneo de videojuegos en su casa,- susurro Matilde, su madre no la escucho, le prestaba mas atención a mover la cazuela y voltear las tortillas, Matilde puso los manteles y platos en la mesa. Después de un rato, las dos se sentaron a la mesa y comieron platicando alegremente sobre los acontecimientos del día, al parecer su mamá no se había dado cuenta de la situación de Matilde y esto logro que se distrajera un poco, olvidándose momentáneamente de Romeo, su incidente en el cuarto y sobre todo de su predicamento con Selene. Disfruto el rato que no había podido tener desde hace unos días. Todo era como antes de que Romeo llegara a su vida.
Satisfecha con la comida, Matilde decidió escuchar un poco de música en el Internet, así que en vista de que Diego no vendría sino hasta la noche acompañado con una indigestión tremenda por los nachos que devoraría en la casa de Mario, decidió pasar la tarde en el cuarto de este, donde se encontraba la única computadora de la casa, leyendo tranquilamente; recogió algunas camisas tiradas en el suelo poniéndolas junto al cesto de la ropa sucia, acomodo un poco la colección de las tortugas Ninja y colgó la esquina de la bandera del equipo de las Chivas al que su hermano le era fiel y que se desprendio de la pared. El cuarto de su hermano, era un poco desordenado, pero asi era el; pateo bajo la cama uno que otro zapato o tenis que encontró, prendió el CPU, retirando las figuritas de Star Wars puestas descuidadamente en el escritorio e inicio su sesión. Lo primero que hizo fue mezclar un disco de Yui (una cantante japonesa que eran de sus favoritas) a Belinda, algo de Zoe, Radiohead y a Avril Lavigne, hecho esto se acomodo en la cama empezando una nueva cita con Romeo.
Sin que todo tratara de sonar a rima, o soneto, como le explico Selene. No era tan malo cuando por veinteava vez leía Romeo y Julieta, los diálogos ya se los sabia de memoria. Pero que importaba, nunca seria suficiente leer lo que dice la persona de la cual estas enamorada. Estaba justo en la parte cuando Romeo vio por primera vez a Julieta, cuando el tintineo de su sesión de chat la sacó de la lectura. Bajando el libro que tenia a la altura de sus ojos, observo el monitor, la ventana de Selene parpadeaba varias veces, la miro un momento quedándose petrificada, rápidamente escondió su cara en el libro ocultándose y trato de concentro en los diálogos de Romeo, de pronto un molesto zumbido la trajo al mundo real, lo ignoro, otro zumbido, junto con un montón de avisos de que sonaban indicándole que tenia mensaje no le permitieron continuar, suspirando y un poco molesta se levanto de la cama, se sentó frente al monitor dio clic y la ventana se abrió, nerviosa leyó todos los mensajes que recibió, en ninguno mencionaba nada de lo que le grito desde el camión. Desilusionada le escribió un simple hola.
- ¿Estas leyendo otra vez a Romeo?- apoyo su mano en su mejilla, decepcionada escribio.
- Knoc knoc ¿Solo para eso tocas mi puerta?-
- Entonces sigues con ese libro-
-Si, sigo con el libro ¿que tiene?-
-nada, yo solo decía ñ_ñ ¿Tu mamá cocino carne en su jugo?-
-Si…- Esta conversación le pareció de lo mas absurdo en opinión de Matilde, pero espero… espero… y espero por 30 minutos, Selene no contesto mas…- ¿Sigues ahí…?- escribió rápidamente-
-¡Oh si! Lo que sucede es que mi mamá me compro un nuevo libro, esta interesante… lo estoy leyendo-
-Ah que bien…- ¡Genial! Pensó después de un rato, Selene solo la saco de su perfecta cita con Romeo si se le podía poner nombre a lo que estaba haciendo…-
-Esta interesante sabes… es de amores imposibles, entre seres fantásticos, hay un chico malo, porque ella se enamora del chico malo y…-
-¿por que me estas contando todo esto?- le mando el mensaje interrumpiéndola.
-Porque ahora que estas enamorada se que te gustan las historias de amor
Listo, ahí estaba, por fin Selene lo había dicho y no parecía ser tan malo. El mundo no se vino abajo como Matilde lo esperaba.
-¿Como lo supiste? o_O
-Tu comportamiento lo dijo todo. Que padrísimo que por fin te ha pasado. Bueno… ¿y quien es Romeo?
Matilde casi se va de espaldas cuando leyó esa pregunta, tubo que releer para poder entenderla, por un momento pensó que la suspicacia de Selene llegaba a dimensiones desconocidas, pero no era así.
-¿Por que no respondes? ¿Tan mal va la cosa? Mira no te llame porque vi tu cara cuando te lo grite en el camión, así que supuse que no me dirías nada, creo que por este medio es mas fácil conversar.
Y era cierto, por chat, le resultaba más sencillo de lo que esperaba y se lo agradecía enormemente, pero como contestar a la pregunta que se le hacia, podía decir: Pues Romeo es Romeo, el original, el de William Shakespeare, el de papel, el escrito con letra. Matilde detuvo sus pensamientos, miro el libro sobre la cama sin poder evitar sentir ese enorme vacío. Esa ansia de tratar alcanzar algo y que esta se desvanezca justo cuando la tienes al alcance de la mano. ¿A quien le iba a dar ese amor que estaba sintiendo?
-Ok- apareció en la ventana.- mientras no me digas que es Iván el de los pelos pintados color verde de la prepa, ni Paco el de tercer semestre, porque ayer lo vi que se le tiro una papita al piso y sin pensarlo la recogió metiéndosela a la boca. ¡Matilde!
El zumbido de la ventana de chat saco a Matilde de sus pensamientos. El letrero de solicitud de una video llamada apareció en la pantalla, aceptando, el rostro preocupado de Selene apareció en el monito de el chat. Lo que encontró Selene no le gusto, Matilde estaba sobre la silla abrazando sus piernas y mirando hacia la cama.
- ¡Mat!- la llamo con el micrófono, fue hasta el segundo llamado que volteo hacia la cámara, se veía mas demacrada y su rostro mostraba angustia.
- ¿Pues de quien te enamoraste? ¡Matilde que te estoy hablando!- escuchando el grito de Selene se levanto, tomo el libro y se lo mostró a la cámara, Selene con toda y su ñoñez no capto el mensaje.
- ¿El que te gusta escribe libros?- Matilde solo negó con la cabeza y señalo el titulo del libro.- mmm ¿te gusta Shakespeare? Bueno pues siempre he dicho que del amor al odio solo hay un paso. Pero Mat, el ya se murió.- Escucho atentamente lo que decía, sintiéndose peor, si eso decía de una persona que si existió, que opinaría de una que no existe.- No… no Matilde, no te preocupes, te entiendo; a mi me paso lo mismo con John Lennon en la secundaria, no se si te acuerdes- asintió con la cabeza recordando la obsesión que le dio por el Beatle años atrás.- ¿Si te acuerdas como lloro aun cada que es su cumpleaños o aniversario de muerte? Tú me apoyas, así que te apoyare en esto.-Matilde levanto la cara mirando a la cámara.- No pensé que Shakespeare fuera tu tipo.
- ¡A mi no me gusta Shakespeare!
- ¡Entonces es escritor! Ay no me digas que te gusta Juan, el que se la pasa haciendo fanfics de videojuegos. Yo diría que su aseo personal es dudoso, pero son tus…gust…
- ¡ES ROMEO!- La interrumpió- ¡SIMPLEMENTE ME VINE A ENAMORAR DE UN PERSONAJE DE LITERATURA QUE NO EXISTE! ¡Es Romeo Montesco…!- grito a la cámara rompiéndosele la voz con la ultima frase, oculto su cara entre sus manos, sintió mucha vergüenza consigo misma por decirlo de ese modo, dejo caer el libro al piso y ella se sentó en la silla desesperada.
La conexión de la video llamada se acabo, Matilde volteo a la ventana y el rostro de Selene no estaba, no supo que pensar, volvió a ocultar su rostro, sintió alivio. Acababa de admitirlo, ahora era oficial. Había perdido la cabeza y su corazón estaba depositado en ese libro en el piso.
¿Mati?- su mamá tocaba la puerta- Matilde se sintió peor, no supo contenerse y ahora su mamá estaba preocupada. Abriendo la puerta la encontró tirada sobre el alegórico edredón de las chivas de la cama de Diego. Matilde no quiso hablar, solo ocultaba su cara con sus manos. Se sentó junto a ella y espero a que se calmara.
La ventana del chat tintineo de nuevo. La mamá de Matilde dio clic en la ventana abriéndola.
- Te veo en 15 minutos.
Selene saludo a la mamá de Matilde quien la recibió contenta haciéndola entrar a la sala.
- ¿Le ha pasado algo a Matilde en la escuela?- pregunto- escuche un grito, subí a verla y la encontré sentada en la cama de su hermano. No ha querido decirme nada.-
- No que yo sepa señora. ¿Puedo verla?
- Por supuesto querida, pasa, pasa.- Selene subió las escaleras y entro al cuarto de Diego. Tal como había dicho su mamá, Matilde seguía sentada en la cama cubriéndose la cara. Acerco la silla y recogió el libro tirado a sus pies.
-¿Así que se llama Romeo eh?- dijo acercándole el libro para dárselo, descubrió su cara, frente a ella Selene tenia la misma cara amable de siempre. No estaba burlándose, su pregunta era lo más sincera que podía ser.
- Si.- respondió más calmada y mirándola a los ojos, se acostó sobre la cama de su hermano donde observo el techo, también a su lado Selene se acostó, después de un rato de mirar el techo verde del cuarto, Selene le pregunto.
-Y no le tienes envidia a Julieta.
Lo pensó por un momento- Extrañamente no.
-¿NOOOO? Segura…- Selene se levanto sentándose en la cama- ¿En Serio?
- Solo sé que no me molesta. Todo lo que dice Romeo, es como si estuviera precisamente dicho para mí, con cada palabra escrita me enamora.
-Entonces es como si tú fueras Julieta.
- Pues… solo sé que no rivalizo con ella para nada-
-Entonces eres Julieta- Matilde levanto los hombros de forma despreocupada-¡Órale! Mi mejor amiga es la reencarnación de Julieta Capuleto- dijo en broma, a su lado sonrió un poco en respuesta, aun así no dijo nada sobre el comentario
-Romeo es la voz del viento.- dijo con seguridad. Eso no lo habia pensado Matilde, pero tampoco dijo nada.- ¿Oye y si nos vamos mejor a tu cuarto?
-¿Eh, Por…?- dijo extrañada por el repentino cambio de conversación.
- Es que la cama de Diego tiene un olor medio raro,- las dos se quedaron calladas mirándose una a la otra y de un salto se pusieron de pie y riendo corrieron al cuarto de Matilde.